Peinados muy sospechosos
Alemania detecta un ‘mercado negro’ de cortes de pelo ante el cierre antivirus de peluquerías
El cierre del ocio y la cultura en Alemania por la segunda ola del coronavirus empezó en noviembre, y así continúa, ampliado con prórrogas que desde el 16 de diciembre mantienen también bajada la persiana de los comercios no esenciales y de las peluquerías. Pero mientras desde entonces muchas mujeres vamos por ahí con la cabellera hecha unos zorros, y muchos hombres lucen caracolillos de pelo sobre la nuca y las orejas, hay alemanes que vulneran las reglas y se hacen cortar el pelo por manos profesionales en la clandestinidad.
Este mercado negro a domicilio es tan rampante que el ministro del Interior, Horst Seehofer, aboga por reabrir peluquerías, según declaró a la revista Der Spiegel. “Se ha desarrollado un mercado negro de peluqueros; más gente se corta el pelo por otras vías y sin un concepto de higiene establecido –dijo el ministro-. Eso es mucho más peligroso que permitir que abran los salones de peluquería y barbería con medidas de higiene estrictas”.
La Federación Alemana de Peluquerías (ZV), que representa a unos 80.000 establecimientos con 240.000 trabajadores y 20.000 aprendices, dice que, en efecto, algunos de sus asociados refieren que han tenido propuestas de clientes de ir a su casa a cortarles el pelo. Y, visto lo detectado por el Ministerio del Interior, está claro que hay peluqueros que aceptan el trato.
Otra práctica en curso, bautizada por la prensa germana como turismo de corte de pelo, son los desplazamientos a Luxemburgo, donde las peluquerías sí están abiertas. Esto se da lógicamente en los länder occidentales fronterizos con ese país, cuyos peluqueros están recibiendo sin parar llamadas telefónicas de alemanes pidiendo cita. “Ahora mismo es una locura; la semana pasada ya teníamos pedidas todas las horas disponibles de esta semana”, declaró la peluquera luxemburguesa Christina Helmling a la agencia de prensa alemana Dpa.
El asunto ha tocado también al fútbol, pues los extravagantes peinados y cortes de pelo que lucen algunos futbolistas han despertado las sospechas del gremio. A mediados de enero, Harald Esser, presidente de la ZV, escribió una carta abierta a la Federación Alemana de Fútbol (DFB) en la que afirmaba que los looks capilares que se ven el terreno de juego sólo pueden ser obra de peluqueros profesionales con utillaje y material del oficio.
“Llevamos cerrados cuatro semanas –escribió Esser a mediados de enero–. Si yo me hubiera afeitado la cabeza el día 15 de diciembre, el pelo me habría crecido un centímetro desde entonces”. Los clubes respondieron que los cortes de pelo de los jugadores son obra de familiares o compañeros de equipo, es decir, de personas dentro de su burbuja de convivientes. Esser, convencido o no por la explicación, recordó a los futbolistas su responsabilidad social de dar ejemplo a la audiencia, y les rogó no exhibir cortes de pelo primorosos.
En el ámbito político, todo parece indicar que se respeta la norma, pues se ve a ministros y ministras con cortes de aspecto casero, raíces oscuras recrecidas o más canas, y a la canciller, Angela Merkel, con el mechón detrás de la oreja. En una entrevista en la cadena RTL, la canciller admitió que se alegrará cuando las peluquerías puedan reabrir, y que “en efecto, hay que vivir con canas” mientras tanto. “Como es ya sabido, cuento con el apoyo de una asistente, y por supuesto cumplimos todas las normas sanitarias”, aclaró sobre su peinado.
Precisamente mañana se reúnen Merkel y los 16 presidentes regionales para evaluar los resultados del actual cierre antivirus, vigente hasta el 14 de febrero y que afecta también a escuelas y guarderías. Con alta probabilidad será prolongado al menos dos semanas más. “Pero deberíamos retirar las medidas que obviamente no tienen ningún efecto protector”, dijo el ministro Seehofer a Der Spiegel, preocupado por cómo tener las peluquerías cerradas ha llevado a la picaresca de los cortes a domicilio. Este dilema podría ser abordado mañana mismo.
Hay gente que se lleva el peluquero a casa, lo cual no se ajusta a las reglas, o va a peinarse a Luxemburgo