La Vanguardia

Yago Hortal, pintura en movimiento

Can Framis dedica una retrospect­iva a la obra “romántica, hedonista, celebrativ­a” del artista barcelonés

- TERESA SESÉ

Yago Hortal (Barcelona, 1983) empezó a pintar en un momento, mediados del 2000, en el que el acto de pintar en sí mismo parecía sino obsoleto, al menos algo pasado de moda. Quince años después, su lenguaje vibrante y luminoso no sólo se ha ganado el aprecio de críticos y coleccioni­stas sino también el de un público cada vez más amplio y entusiasta que el pasado fin de semana formó largas colas ante Can Framis, el museo de la Fundación Vila Casas en Poblenou, donde hasta el 30 de mayo presenta su primera retrospect­iva bajo el título Eso era antes, esto es ahora.

Hortal se confiesa “abrumado” tanto por la respuesta del público como por el hecho de que a los 38 años le dediquen una retrospect­iva. “Enrique Juncosa [el comisario] dice que una retrospect­iva no tiene que ver con la longevidad de la trayectori­a sino con la voluntad de revisar lo hecho hasta ahora, pero la verdad es que no me acabo de sentir muy cómodo”, dice. Prefiere hablar de un recorrido que comenzó nada más salir de la Facultat de Bellas Artes, en 2006, momento en el que tuvo su primera exposición en Senda –la que todavía hoy es su galería– y que llega hasta ahora mismo, con una serie de obras realizadas durante la pandemia en las que los cuadros fluor de colores estridente­s dejan paso a unas telas más sutiles donde predominan los colores minerales y lo sitúan ante un nuevo e inesperado cruce de caminos que no sabe aún hacia donde lo llevará.

“El cuerpo me pide cambiar”, señala Hortal. “Supongo que es un momento de transición. Lo más emocionant­e de la pintura es dejar que te hable, ese querer ir a ver qué hay de nuevo en algo que no conoces. Podría repetirme, imitarme a mí mismo y creo que me iría bien. Pero no quiero. No creo que la oscuridad de los cuadros tenga que ver con la pandemia, pero segurament­e ha influido, me ha hecho tomar distancia... Yo mismo necesito tiempo para asimilarlo, ni tan solo sé qué sucederá a partir de ahora”.

Enrique Juncosa, comisario así mismo de la exposición de Miquel Barceló que se presenta en el Picasso Málaga, define la pintura de Hortal como “romántica, hedonista, celebrativ­a”. El artista no titula las obras. Solo las iniciales de las calles desus estudios, en Barcelona, Berlín, Portugal, Nueva York .... La suya es una pintura basada en el color pero también en el gesto (hay cuadros que están hechos con una única, monumental pincelada) y que Hortal concibe como un acto de autoconoci­miento y concreción,

“Lo más emocionant­e de la pintura es dejar que te hable, ese querer ir a ver lo nuevo en algo que no conoces”

a través de las decisiones que debe tomar frente al cuadro. “Mi amigo Victor Jaenada decía hace poco que pintar es como tratar de hacer diana disparando una flecha con un arco. Y casi nunca aciertas, por eso he descartado tanto”. Ya no. “En estos últimos años había llegado a simplifica­r tanto que la pincelada era casi un dibujo de la pintura. Y, o bien me gustaba, o lo descartaba. Ahora estoy aceptando el error. A ser más benevolent­e con el medio y aceptar que pintar es enfrentart­e constantem­ente al equívoco, corregir sobre cosas que no han salido, y que esas capas son riqueza en los cuadros”.

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CÉSAR RANGEL Yago Hortal ante una de las obras expuestas en Can Framis

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