La Vanguardia

Koeman se asienta

- Santi Nolla

El Barça va creciendo. Gracias a Messi. Y a Koeman. Y a De Jong, Pedri, Araújo, Dembélé, Alba, Griezmann, Ter Stegen, un día a Trincão, otro a Riqui Puig. Y sin Piqué ni Ansu Fati. Ni presidente. En campaña electoral. Acoplando el sistema. Después de un tiempo de palos, Koeman y su equipo se van asentando en un club de fuegos artificial­es permanente, sabiendo que los petardos volverán a lanzarse al primer mal resultado y que en una campaña de transición siempre es posible caer para volver a levantarse. Lo importante es que el equipo está bien físicament­e a pesar de jugar cuatro prórrogas, tiene carácter para remontar los partidos y compite fuera de casa como no lo había hecho últimament­e. Puede venir el Sevilla y caerse la torre de naipes, pero la sensación es que este Barça dará la cara. A eso van acostumbrá­ndose.

El vestuario ha cambiado. La sensación es que se ha conjurado y en el pasado mes de enero ha dado un vuelco. Ahora hay un entrenador creíble y con personalid­ad, capaz de cohesionar los distintos reinos de taifas que convivían en el santuario de los futbolista­s. La celebració­n de los goles es un gesto inequívoco de que hay más unión. En el banquillo ya no hay los bostezos de Arthur y los jóvenes han contagiado hambre a unos jugadores que lo han ganado todo pero no quieren renunciar al trono. Será necesario más tiempo, pero el nivel de intensidad ha mejorado y todavía hay que corregir los días negros para convertirl­os en grises y luego subir el tono de la luz. La gran mayoría de decisiones que se tomaron después del doloroso 2-8 ha funcionado.

El vestuario del Barça ha cambiado en el pasado mes de enero y da la sensación de que se han conjurado y ahora quieren caminar juntos

La convocator­ia de elecciones, la destitució­n de Setién, la contrataci­ón de Koeman, el fichaje de Pedri, la subida de Ansu Fati y Riqui Puig, que se quedara Messi, la rebaja de sueldo de los futbolista­s y la marcha de tres grandes (Suárez, Rakitic y Vidal) para coser la masa salarial no han sido paños calientes. Se puede discutir si Suárez debería haberse quedado, pero que su etapa en el Barça hubiera llegado al final no significa que no golee en otro equipo en el que ha encajado a la perfección. También supo mal decir adiós a Rakitic y en el vestuario habrá quien haya llorado la desaparici­ón de Arturo Vidal. Pero el equipo necesitaba una inyección de novedad aunque eso no llevara al triunfo inmediato.

La clave es construir una buena base y se está haciendo. El Barça debía competir mejor y lo ha logrado en un entorno todavía muy hostil. Solo faltaban los del PSG para meter más presión y los medios vistiendo a Messi con otra camiseta que no es la blaugrana, a poco menos de diez días del enfrentami­ento en Champions.

Koeman se asienta pero la verdad es que cuesta mucho mantener la nave a flote cuando hay bombardeos incesantes de todas partes. La única solución será bunkerizar el vestuario.

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