Casado y el 1-O
He escrito en más de una ocasión que la actuación del Gobierno de España el 1-O ha sido uno de los errores más graves cometidos por Mariano Rajoy y cuyas consecuencias aún siguen vivas más de tres años después. Las cargas de los policías contra los ciudadanos que pretendían votar en aquel referéndum han hecho más por el independentismo que todos los discursos de los líderes secesionistas. Y seguramente la desconexión mental que muchos catalanes hicieron del Gobierno de España aquel día les puede pesar más en su ánimo a la hora de votar el próximo 14-F que los múltiples errores cometidos por los partidos independentistas en esta última legislatura.
Por eso, hay que destacar de forma positiva el distanciamiento que hizo ayer Pablo Casado de aquellos sucesos en su entrevista con Jordi Basté en RAC1. Aunque lo hizo de forma tímida, el líder del PP admitió que se negó a comparecer aquel día para dar su versión de los hechos porque no estaba de acuerdo ni con Rajoy, ni con Soraya Saénz de Santamaría. De aquel gobierno, solo se oyeron disculpas del delegado en Catalunya, Enric Millo.
Es más, hoy, y después de la celebración del juicio contra los líderes independentistas en el Supremo, todavía nadie sabe de quién partió la orden y por qué motivo se decidió confiscar las urnas a golpe de porra. La reciente absolución del mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero por la Audiencia Nacional aún hace más llamativa la sorprendente actuación policial. La sentencia deja claro que los Mossos evitaron “graves daños” en aquella fatídica jornada.
Nunca se debió haber llegado tan lejos y el gobierno de Rajoy tenía otras medidas a su disposición antes que recurrir a la fuerza de la policía. Al final acabaría aplicando el artículo 155 de la Constitución, que provocó menos rechazo que la dura actuación policial. El independentismo ha cometido muchos errores y algunos de sus líderes han empezado a reconocerlos. Por eso es bueno que también se empiecen a admitir las equivocaciones del otro lado. Esta es la mejor manera de encarar el futuro.