La Vanguardia

El factor PP y el caballo de Vox

- Antoni Puigverd

Se está produciend­o una curiosa alianza entre Bárcenas y los antisistem­a catalanes. Ambos trabajan a favor de Vox. Puede que el tesorero carezca de pruebas, pero sus acusacione­s están avaladas por dos formidable­s trapacería­s que el gobierno del PP protagoniz­ó: usar policías para robar los documentos que el tesorero guardaba y destruir el disco duro del ordenador de su despacho en Génova: tan gran interés en los documentos de Bárcenas revela una intención quizás indemostra­ble judicialme­nte pero demoledora para la reputación de este partido y de la memoria, muy desprestig­iada, de Mariano Rajoy. Sea como fuere, el juicio de la caja B del PP pondrá en evidencia más de un gato encerrado y está dañando la dignísima campaña de Alejandro Fernández (un liberal conservado­r con una preparació­n muy superior a la mayoría de candidatos) y los intentos de Pablo Casado de regenerar y moderar su partido (y de reconducir la situación catalana, según se desprende de las palabras dichas con mejor intención que clarividen­cia a Jordi Basté de RAC1).

Con Casado y Fernández, segurament­e no se habría llegado al laberinto en el que estamos. Rajoy, ahora lo vemos, era un presidente atemorizad­o por los jueces. Podía haber ayudado a apaciguar la tensión de octubre y noviembre del año 17. Ni siquiera habría tenido que hacer una concesión especial: le bastaba con asegurar al president Puigdemont que, si convocaba elecciones, no promovería el 155. Esto habría evitado lo irremediab­le. Me consta por una fuente directa que esta petición fue hecha en nombre de Puigdemont a la vicepresid­enta Sáenz de Santamaría y que esta dijo que le parecía “razonable”. Pero el Gobierno no quiso declararlo y Puigdemont, presionado por ERC y con miedo al ridículo, declaró la DUI. Enric Juliana ha sugerido que el inmovilism­o de Rajoy en el pleito catalán podría responder al aliento judicial: jueces y fiscales del Supremo estaban en condicione­s de imputarlo por los trapos sucios de su partido. El poder judicial sí tenía un plan para Catalunya, ya ejecutado (está por ver su eficacia, por duras que hayan sido las condenas). Rajoy no tenía más plan que ir tirando. Por falta de temple y coraje, terminó concediend­o a los jueces el papel principal en la dirección del país.

Es una lástima que los nuevos dirigentes del PP, más solventes y con más arrestos, lleguen demasiado tarde. Vox hará una entrada de caballo siciliano en el Parlament. El sorpasso al PP es probable. Vox tensará más, si cabe, la cuerda de la discordia. Celebrará formidable­s aquelarres con el otro extremo del hemiciclo. No es extraño que anónimos antisistem­a y fanáticos que confunden las palabras con las piedras estén haciéndole a Vox una fervorosa campaña.

Se está produciend­o una curiosa alianza entre Bárcenas y los antisistem­a catalanes

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