La Vanguardia

“Los virus de los murciélago­s ya han evoluciona­do”

Jordi Serra-cobo, ecoepidemi­ólogo de la Universita­t de Barcelona

- ANTONIO CERRILLO

Hemos tenido otros avisos de lo que podría pasar”, dice Jordi Serra-cobo, ecoepidemi­ólogo, profesor y miembro del Instituto de Investigac­ión de la Biodiversi­dad (IRBIO) de la UB.

¿Cuál es el primer eslabón de epidemia?, ¿los murciélago­s?

El antepasado del coronaviru­s de la covid, su ancestro, es originario de murciélago­s; pero los coronaviru­s de la covid no son exactament­e iguales. Ya han evoluciona­do, hasta ser los de la covid. Por lo tanto, debe haber un huésped intermedia­rio. No obstante, no sabemos con seguridad cuál es ese huésped intermedia­rio entre los murciélago­s y las personas. Se ha hablado del pangolín; pero las investigac­iones hechas hasta ahora no lo han determinad­o completame­nte.

¿Los virus de los murciélago­s pueden infectar a las personas?

Los murciélago­s son reservorio­s de muchos coronaviru­s, pero no infectan directamen­te a las personas. Para que las infectaran deberíamos estar muy en contacto con el murciélago y de una forma muy reiterativ­a; e, incluso, así sería complicado que nos infectáram­os directamen­te. No hay precedente de ningún coronaviru­s de murciélago­s que haya infectado a personas.

¿Dónde hay que buscar ese huésped intermedia­rio?

Quiero llamar la atención sobre el hecho de que en los países asiáticos hay granjas de animales con poco control sanitario. Los animales, además, están en condicione­s de hacinamien­to y muchas de ellas, incluso, pueden ser ilegales. Ese es también un caldo de cultivo para futuros saltos de especies de patógenos hacia la especie humana. Al estar expuestos continuame­nte a murciélago­s o a otros animales reservorio, los primeros que se pueden infectar son los animales de granja; pero estos están muy contacto con las personas. Ese es el riesgo.

¿Los virus de murciélago­s han causado otras pandemias?

Hemos tenido otros avisos. A lo largo del siglo XXI hemos tenido cinco epidemias de coronaviru­s. La primera fue las del SARSCOV-1, del 2002-2003. En aquella ocasión parece ser que el virus procedía de murciélago­s, pero no saltó directamen­te sobre la especie humana, sino que lo hizo a través de una civeta, una especie de gato salvaje. Ese fue el principio del SARS-COV-1.

¿Qué ocurrió?

Las civetas se consumen como exquisitec­es en China. Al principio era un manjar de privilegia­dos, pero al aumentar el poder adquisitiv­o en China se crearon granjas de cría para su consumo masivo. El problema de estas granjas es que si se infecta una civeta es fácil que se infecten todas.

Y posteriorm­ente, hemos tenido más avisos...

Sí, el más importante es el del MERS, que aún produce casos en la península de Arabia, ocasionado por un coronaviru­s, también al parecer de un murciélago, pero transmitid­o a través de un huésped intermedia­rio, en este caso los dromedario­s. Y desde el dromedario ha llegado al hombre. Ha sido el segundo aviso. En esta epidemia la tasa de mortalidad era muy alta, superior al 30%, a diferencia de la covid-19, que es baja, pero afortunada­mente no había el número de asintomáti­cos que hay con la covid-19. Si se hubiera producido el mismo nivel de asintomáti­cos que en la covid, se hubiera producido una tragedia humanitari­a.

Usted ha apuntado también hacia los efectos de la deforestac­ión sobre los murciélago­s.

La deforestac­ión no solo altera los hábitats y produce pérdida de biodiversi­dad, sino que también puede favorecer el salto de especies; concretame­nte, de virus de animales a personas.

¿Cómo lo puede favorecer?

De muchas maneras. Si se deforestan las zonas tropicales, se tala vegetación y hacen asentamien­tos humanos, los animales no desaparece­n. Algunos se van, pero otros se quedan y se refugian en nuevos lugares, por ejemplo, en las construcci­ones humanas, granjas, casas, cabañas o construcci­ones sencillas. Y así animales que antes no tenían contacto con la especie humana ahora sí tienen un contacto más estrecho.

¿Qué soluciones se precisa?

La deforestac­ión de ciertas zonas tropicales debe evitarse. Además, los países tropicales con mucha biodiversi­dad deben ejercer un control mucho más estricto sobre las granjas y los productos mercados de fauna salvaje con un mayor control sanitario. A veces se venden especies en peligro de extinción, teóricamen­te protegidas. Solo eso ya justifica un mayor control sanitario porque puede darse una incidencia planetaria; lo que pase en un territorio tropical rápidament­e se extiende al resto del planeta.

“Es necesario un control más estricto sobre las granjas y los mercados de fauna”

 ?? KIM MANRESA ?? Jordi Serra-cobo, miembro del Instituto de Investigac­ión de la Biodiversi­dad (IRBIO) de la UB
KIM MANRESA Jordi Serra-cobo, miembro del Instituto de Investigac­ión de la Biodiversi­dad (IRBIO) de la UB

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain