La Vanguardia

El país está como las cabras

- Joaquín Luna

Este país está como las cabras. Y sin pastor. La Generalita­t tiene todo un director general para la Reforma Horaria, pero cuando TV3 organiza su debate en la campaña... ¡termina a la una de la madrugada!

A mí ya me gustan estos horarios noctámbulo­s porque esto de que la Generalita­t gaste fondos para organizar la vida de la gente siempre me ha sonado a brindis al sol sin otra finalidad que marcar distancias con el resto de España, pasar por finlandese­s y presumir de solvencia.

El dislate aparece cuando costeas una estructura administra­tiva como la Oficina para la Reforma Horaria y después haces justo lo contrario de lo que esta predica. ¿Tan sobrados vamos de recursos?

La Generalita­t lleva años pagando rondas, pero aquí solo despilfarr­an los vecinos, a los que tanto criticamos y a quienes tanto nos parecemos, de ahí mi incredulid­ad –a partir de la observació­n y no los prejuicios– ante el argumento de que una Catalunya independie­nte estaría mejor gestionada. Ya se ve, ya...

Acaso me falta visión de futuro y eso tan cristiano de la fe. Jxcat ha tenido esta semana la ocurrencia de prometer desde la perforada y barcelones­a plaza Sanllehy –alcalde poco reconocido– que darían el impulso definitivo a la línea 9 del metro, un proyecto megalómano... ¡que ellos han parido y gestionado desde las primeras obras en el 2002!

Yo ya entiendo que en este país nunca hubo dirigentes convergent­es, mantra en boga que refuerza la sospecha de que estamos mal de la chota. Lástima que los números son los que son, por mucha propaganda que le echemos al asunto.

La línea 9 acumula un sobrecoste de 5.000 millones de euros, según la estimación no rebatida de la Sindicatur­a de Comptes. Bonita cifra. La misma que los profesiona­les de la sanidad demandan para poner al día el sistema y revertir los recortes, hachazo que tampoco tiene padre ni madre. ¿Para qué vamos a invertir en sanidad si podemos enterrar la pasta en una obra faraónica sin que nos pasen factura electoral?

Es una pena que las redes y los medios independen­tistas prefieran burlarse del despilfarr­o del aeropuerto de Castellón –que va tirando–, cuyo coste fue de 150 millones de euros. Es decir: el sobrecoste de la línea 9 equivale a 33 aeropuerto­s como el de Castellón.

Un gestor, señor, envíanos un gestor. Prosa. Sujeto, verbo y predicado. La ruina ya me la busco yo solo.

El sobrecoste de la L9 del metro barcelonés es igual a 33 aeropuerto­s

de Castellón

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