EE.UU. busca de nuevo el liderazgo del mundo libre
La defensa de la democracia, los derechos humanos y la igualdad serán los elementos centrales de la política exterior de Estados Unidos, ha prometido Joe Biden, presto a retomar el papel de líder del mundo libre que se arrogan tradicionalmente los presidente del país norteamericano y del que Donald Trump abdicó. El demócrata lo ha llevado a la práctica en sus primeras conversaciones con los líderes de Arabia Saudí y China. En el caso de Riad los efectos han sido inmediatos, la liberación de la activista feminista Loujain al Hathloul. La explícita descripción oficial de los temas tratados por Biden con Xi Jinping demuestran su voluntad de arrancar cambios a Pekín en dossieres que van más allá de las “prácticas económicas injustas y coercitivas” para abordar “la represión en Hong Kong, los abusos a los derechos humanos en Xinjiang [contra la minoría uigur] y sus acciones crecientemente asertivas en la región, por ejemplo hacia Taiwán”, temas en los que la anterior administración pasó de puntillas y solo afrontó al final. El retorno de EE.UU. al consejo de Derechos Humanos de la ONU responde a su deseo de llenar el vacío de liderazgo que, a su juicio, dejó su salida, ordenada por Trump. Es sin embargo un equilibrio delicado el que debe mantener Biden, en especial con China. El líder estadounidense ha propuesto a Xi intensificar la cooperación bilateral en la lucha contra la covid, el cambio climático y la proliferación nuclear. Para el ala más progresista del Partido Demócrata, sin embargo, el giro no va suficientemente lejos. La congresista Ilhan Omar reclama a Biden que anule las sanciones contra los jueces del Tribunal Penal Internacional y firme el ingreso de EE.UU. Lo primero se está valorando, lo segundo no, pero sí se estudian vías para colaborar “en casos excepcionales”.