En busca del voto menos inútil
Los candidatos apuran las últimas horas de la campaña con un debate áspero y bronco en La Sexta
Cuatro son al final los debates en que han intervenido los candidatos del 14-F durante la campaña. Después de los de La Vanguardia, RTVE y TV3, anoche cerró el ciclo el de La Sexta. Los protagonistas fueron casi los mismos –Carlos Carrizosa (Cs), Laura Borràs (Jxcat), Pere Aragonès (ERC), Salvador Illa (PSC), Jéssica Albiach (En Comú Podem), Alejandro Fernández (PP), Àngels Chacón (PDECAT) e Ignacio Garriga (Vox)–, a excepción de la CUP, que cambió la desdibujada Dolors Sabater de TV3 por Laia Estrada, moderados esta vez por la periodista Ana Pastor. Y con la pancarta de llegada en el horizonte, a apenas setenta y dos horas de la jornada de votación, todos intentaron aprovechar la recta final en busca de los últimos votos de indecisos y abstencionistas que podrían decantar la victoria de un lado u otro.
Dos noticias directamente relacionadas con el exministro de Sanisobre dad habían tensado las horas previas al debate. Por un lado, el compromiso por escrito de Jxcat, ERC, PDECAT y CUP de no formar gobierno con el PSC, y, por otro, la polémica sobre si Illa se había vacunado contra la covid, extremo que tanto él como el ministerio negaron. Y continuaron haciéndolo durante una confrontación que, en la práctica, se convirtió en un fuego cruzado de reproches de todos contra todos y resultó mucha más áspera y bronca que las tres anteriores. De hecho, el debate arrancó con la demanda
todo de Borràs, Carrizosa y Fernández a Illa de que se pusiera la mascarilla por no haberse querido hacer el test de antígenos y la réplica del aspirante del PSC, que lamentó que “del todos contra Illa se ha pasado al contra Illa vale todo, incluso la calumnia”.
El exministro quedó así situado a la defensiva, y especialmente cuando se trataba de la gestión de la pandemia de la covid fue el blanco de las críticas del resto de los candidatos. Aragonès, además, buscó el cuerpo a cuerpo con él en su intento de situar la cita electoral del domingo como cosa exclusivamente de dos, entre ERC y el PSC. Albiach intentó ponerse como la tercera en discordia, pero exclusivamente en caso de un gobierno de izquierdas. Y al final resultó que uno de los mejores catalizadores fue Vox, contra el que arremetieron desde Aragonès hasta Borràs, pasando por Estrada y Albiach, que se comprometieron a
“Del todos contra Illa se ha pasado al contra Illa vale todo, incluso la calumnia”, lamenta el exministro de Sanidad
combatir democráticamente el fascismo, pero también Fernández, que volvió a buscar el tú a tú con Garriga, en lo que es la mejor evidencia de la pugna que mantienen PP y Vox por el control del espacio de la extrema derecha. Y Garriga, por su parte, puso encima de la mesa su amplio muestrario de propuestas a cuál más ultra y se preguntó si las piedras que habían recibido en algunos actos de esta campaña se convertirían en balas. Uno de los momentos más subidos de tono.
Bronco también fue el enfrentamiento de Fernández con Estrada, y el de Chacón –que mantuvo su fijación con la CUP– con Borràs, dos antiguas compañeras de viaje ahora muy interesadas en marcar distancias. Mientras, Carrizosa a lo suyo, que era apuntarse el mérito de que Cs es la única formación política que ha sabido enfrentarse al separatismo. Y el resultado, pues que después de lo visto ayer los electores quizás no sepan si tienen que buscar el voto más útil posible o encomendarse al menos inútil posible.