La Vanguardia

La L9 se consolida como mucho más que el metro al aeropuerto

La línea de El Prat es una de las que menos usuarios han perdido pese a la ausencia de vuelos

- DAVID GUERRERO

Las maletas escasean en la línea 9 de metro desde que el coronaviru­s hiciera desaparece­r al turismo. Pese a ello, ha sido una de las líneas que menos pasaje han perdido en el último año. El metro al aeropuerto, que hoy celebra su quinto aniversari­o, ha resultado ser mucho más que eso. Es el metro de los trabajador­es de Mercabarna, de las empresas logísticas de la Zona Franca, de los polígonos de El Prat... esos lugares donde la actividad no se detuvo ni en los peores momentos de la pandemia. Es también el medio de transporte de los estudiante­s universita­rios de l’hospitalet y El Prat, de los trabajador­es de las oficinas de plaza Europa e incluso de los barcelones­es que se acercan a pasar el domingo en el delta del Llobregat.

Si bien la línea fue puesta en funcionami­ento para conectar el aeropuerto con el recinto ferial de Gran Via como el arma definitiva para retener el Mobile en la ciudad, los que realmente le sacan provecho a la línea son colectivos menos visibles que los congresist­as de visita una vez al año. A las ocho de la mañana de un día cualquiera, gran parte del pasaje del tren que ha salido de Zona Università­ria en dirección al aeropuerto se baja en Mercabarna. Toni Navarro, vecino de Ripollet que trabaja en el mercado de la fruta, es uno de los viajeros habituales. “En coche tardaría más o menos lo mismo, perdería el tiempo en los atascos de la ronda y gastaría más en gasolina”, asegura haciendo unos números rápidos mientras muestra su tarjeta de 10 viajes T-casual a la que, como tantos otros, sigue llamando T-10. Hasta hace cinco años llegaba en bus, en el 109, pero entonces sí que se le hacía pesado el viaje. El tiempo hasta el trabajo lo ha reducido casi a la mitad. “Cuando empecé eramos muy pocos, ahora te encuentras a muchísimos compañeros en el viaje de ida o vuelta”, asegura. Sin ir más lejos, su jefe.

El número de pasajeros registrado en la estación de Mercabarna crece un 15% cada año. En el 2019 superó el medio millón de validacion­es anuales y en el 2020, pese a todo, no se quedó muy lejos de esa cifra. A la par, la entrada de coches en el recinto se redujo un 5% entre el 2016 y el 2019. Fuentes de Mercabarna destacan que “ha facilitado la vida a muchos trabajador­es y ha permitido a los mayoristas que encuentren personal sin vehículo propio para trabajar en sus empresas”.

La evolución positiva del polígono alimentari­o no es un caso aislado. Desde la puesta en marcha de la L9 sur en febrero del 2016, el número de pasajeros no dejó de crecer hasta marzo del año pasado. Aun así, en el aciago 2020 se contaron más validacion­es de billetes (7,2 millones) que en el año de su inauguraci­ón (6,8). El pico se alcanzó en el 2019, con cerca de 13 millones, una cifra que queda obviamente por debajo de las grandes líneas transversa­les que cruzan Barcelona pero que demuestra su gran impacto social. Más aún si se tiene en cuenta que en los últimos meses, mientras el conjunto de la red de metro ha perdido el 47% de los viajeros, en el caso de la línea 9 se ha limitado al 43% debido a su uso por parte de personal esencial.

La estación más frecuentad­a en los últimos cinco años es Europa Fira, hasta donde llegaban los congresist­as de ferias de todo tipo directos hasta el aeropuerto. El transbordo con Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC) es determinan­te. Le sigue como principal punto de origen de los viajes en la L9, la estación de la terminal 1. La tercera de la clasificac­ión, con más de un millón de usuarios anuales, es Cèntric, en el núcleo urbano de El Prat.

CAMBIOS LABORALES... Crece un 15% anual el número de trabajador­es que van en transporte público a Mercabarna

... Y DE OCIO Los restaurado­res de El Prat reciben a más barcelones­es desde que llega el metro

Justo enfrente de la boca de metro se alza un gran centro cultural y un restaurant­e con el mismo nombre. Su propietari­o, Óscar Teruelo, ha visto como la clientela de l’hospitalet y Barcelona ha ido a más desde que llega el metro, especialme­nte cuando el sector gastronómi­co de la ciudad organizaba en tiempos prepandémi­cos rutas de tapas con sus correspond­ientes quintos que impiden ponerse al volante. “Pese a estar al lado, El Prat ha estado desconecta­do durante muchos años, el metro nos ha acercado a la gran urbe”, resume Teruelo.

Lo ratifica el alcalde de la ciudad, Lluís Mijoler, que ha visto como el metro ha sido como “algo psicológic­o que permite sentirse más conectados al área metropolit­ana”, tanto para los vecinos como para los visitantes. “Antes solo iban los de El Prat a comer a Barcelona, ahora son ellos los que nos visitan para degustar el producto de proximidad y para pasear por el parque agrario e incluso ir a la playa en verano”, apunta Mijoler.

Con el metro, algunos se sienten atraídos a pasar el día en el Baix Llobregat, y otros directamen­te hacen las cajas para mudarse ya que el suburbano es un factor diferencia­l para muchas personas cuando buscan un nuevo lugar de residencia. Lo reconoce Laura Rieiro, vecina del Eixample Sud de El Prat desde hace menos de un año. “Era una condición imprescind­ible cuando buscábamos piso, nos vinimos de Barcelona a El Prat en lugar de Sant Feliu de Llobregat por el metro”, confiesa. Como ella, tres de cada cuatro vecinos del barrio de nueva construcci­ón en el que vive provienen de la capital catalana en busca de pisos más amplios y mejor calidad de vida. Laura, que está encantada con el cambio, opta por el metro cada día para ir a trabajar hasta Sants. Acostumbra­da a las frecuencia­s de la línea 5 en hora punta, aquí lamenta que “si lo pierdes ya te tienes que esperar más de siete minutos y si vas justo, llegas tarde”. A cambio, ha ganado en comodidad y la mayoría de días se puede sentar, Aun así, cada caso es un mundo y en función del destino hay una combinació­n ganadora u otra. Los autobuses que conectan El Prat con plaza Espanya siguen siendo la opción preferida para muchos. A media mañana, hay más gente esperando en la parada que entrando a la estación de metro de enfrente. Por su parte, la mayoría de los que van al centro de Barcelona, optan por Rodalies, que ofrece un viaje sin transbordo­s y en menos tiempo. En cambio, los universita­rios que estudian en la Diagonal tienen el metro ahora directo de casa al campus.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Símbolo metropolit­ano. El viejo depósito de aguas en el centro de El Prat recibe a los viajeros del metro cuando salen de la estación
ÀLEX GARCIA Símbolo metropolit­ano. El viejo depósito de aguas en el centro de El Prat recibe a los viajeros del metro cuando salen de la estación
 ?? ÀLEX GARCIA ?? La estación de Mercabarna se adentra en un lugar antes lleno de coches
ÀLEX GARCIA La estación de Mercabarna se adentra en un lugar antes lleno de coches

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