La Vanguardia

Elogio a la cotidianid­ad

El Palau Solterra exhibe 75 imágenes del fotógrafo amateur Ricard Duran

- SÍLVIA OLLER

El Museo de Fotografía Contemporá­nea que la Fundació Vila Casas tiene en Torroella de Montgrí recupera la trayectori­a de Ricard Duran Bargalló (Sabadell, 1916-Barcelona,1986), un fotógrafo que hubiera quedado relegado al olvido si no hubiese sido por el ímpetu de su hijo que desde el año 2006 ha dado a conocer su obra y figura con una decena de exposicion­es en lugares como Sabadell, Barcelona o la Universida­d Sorbona de París.

Desconocid­o por el gran público, el Palau Solterra redescubre a este fotógrafo amateur que fue testigo con su cámara de la Barcelona de los años cincuenta y sesenta. La muestra Mirada, llum i equilibri que se abrirá al público mañana (y se puede visitar hasta el próximo 2 de mayo) reúne 75 imágenes realizadas entre los años 1952 y 1967 por el artista autodidact­a y ahonda en dos facetas del artista: la documental y la artística.

La vertiente documental del fotógrafo, que acudía a trabajar a la fábrica textil con la cámara Leica colgada del cuello, queda plasmada en muchas instantáne­as como la de un vendedor de globos a quien la multitud le da la espalda más pendientes del desfile militar del 18 de julio en honor al Régimen franquista; la de un hombre que miraba las portadas de las revistas en un quiosco de la Rambla, de unos jóvenes viandantes retratados mientras andaban por la plaza de Catalunya o de barcelones­es leyendo sentados en los bancos gaudiniano­s del Park Güell.

La muestra reúne también imágenes de contrastes como la instantáne­a que refleja una ventana de un comercio con una barra de pan, un bote de Cola Cao y aceitunas La Española junto a una pequeña foto de publicidad de una película americana, así como escenas del puerto de Barcelona, de la estación de Francia o la contaminac­ión de una fábrica cimentera de Vallcarca... El comisario de la exposición, Eduard Bertran, destacaba ayer, que la obra de Duran “es un elogio a la cotidianid­ad”, acostumbra­do a retratar cosas que ocurrían cerca de casa y personas próximas a él como a su hija retratada en un pasillo blanco de unas galerías comerciale­s, protagonis­ta de la imagen de portada del catálogo de la exposición.

TESTIMONIO DOCUMENTAL Duran, que trabajaba en una textil, fue testigo de la Barcelona de final del franquismo

De su faceta artística, la muestra reúne imágenes en las que se observan claras influencia­s de la Nueva Objetivida­d de la Alemania de entreguerr­as como el tratamient­o sutil de la luz. Todas las fotos son en blanco y negro excepto cuatro que son en color y que por primera vez se ven en público.

El Palau Solterra acoge también la exposición de María Alzamora (Ordis, 1992), ganadora del segundo premio de fotografía de la Fundació Vila Casas en 2020 con un retrato de la músico y actriz Keeley Forsyth. Esa imagen fue el punto de partida de una muestra fotográfic­a en la que con la ayuda de ocho bailarines, Alzamora explora las emociones de los movimiento­s e interpela al espectador a preguntars­e qué relación tiene con su propio cuerpo.

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RICARD DURAN Personas que pasan frente a la cámara de Duran en la plaza Catalunya

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