¿Ha matado mi hija a su mejor amiga?
CINE DE ESTRENO Una familia pasa un apacible día en la playa cuando tres policías se acercan, preguntan por la chica que en ese momento prepara un castillo de arena con su padre y, tras un brevísimo diálogo, se la llevan detenida. Vemos la escena de lejos, sin alcanzar a oír lo que dicen los personajes. Así arranca La chica del brazalete, película que el francés Stéphane Demoustier estrena hoy en España: un drama judicial sobre el asesinato de una joven, Flora, supuestamente a manos de su mejor amiga, Lise, la de la playa. Pronto sabremos que Flora difundió un vídeo de contenido sexual en que se veía a Lise practicando una felación. Sabremos eso y muchas otras cosas que ninguno de los adultos presentes en el juicio de los hechos, empezando por los progenitores de la acusada, podía sospechar. Pero sobre otras cosas, quizá las esenciales, seguiremos en ascuas. Y es que esta es la cuestión: “¿Qué sabemos nosotros de los adolescentes de 16 años? ¿Qué sabemos de sus amistades, de sus amores...?”, pregunta la abogada de la defensa. Se trata del interrogante central entre los muchos que el director lanza en la película, sin dar respuestas para que sea cada espectador el que tome las decisiones. Demoustier –y ojo porque aquí va lo que algunos pueden considerar un spoiler–nos hace una revelación importante al respecto de la gran duda que durante toda la cinta planea sobre las mentes de los padres y, a este lado de la pantalla, del público. ¿Es Lise inocente o culpable? “Cuando Melissa Guers se hizo con el papel, lógicamente me preguntó si su personaje había matado o no a su amiga. Le dije que eso tenía que decidirlo ella y que yo no quería saberlo... ¡Y no lo sé! Porque yo me decanté por el punto de vista de los adultos y por construir una historia en la que cada cual ha de interpretar lo que ve o no ve; lo que se dice y lo que no; especialmente los silencios”. Pues entre los momentos clave de la cinta destacan aquellos en los que la protagonista se encierra en el mutismo. “Los adolescentes necesitan emanciparse. Y una de las formas de hacerlo –sobre todo si se ven totalmente expuestos ante los adultos, como pasa en un juicio donde les imputan y desnudan su intimidad– es recurriendo al silencio”. /