La Vanguardia

El Bayern ya es inmortal

Los alemanes ganan a Tigres y logran el segundo sextete de la historia tras el del Barça

- ROBERTO RODRÍGUEZ

La historia le pertenece, también, al Bayern de Munich. Un equipo voraz en su apetito que ha ido desollando rivales esta temporada hasta coronarse como uno de los mejores de la historia. Ayer levantó su cuarto trofeo interconti­nental al ganar frente a Tigres (1-0) el Mundial de Clubs y con ello igualó el récord del Barça de Pep Guardiola, que en 2009 conquistó el primer sextete de la historia del fútbol. Este equipo entra en ese olimpo de lo imposible y para siempre será recordado por su ferocidad para superar obstáculos en el año de la pandemia.

La final frente a Tigres, sin embargo, no fue ni mucho menos pan comido para el todopodero­so Bayern. La ilusión del campeón mexicano, debutante en estas lides tras derrotar al Palmeiras, le permitió mantenerse vivo en el encuentro mucho más de lo que su calidad futbolísti­ca les hubiera aventurado. Salió el Bayern desbocado en busca del gol tras una semifinal poco convincent­e. Los de Flick no querían permitir concesione­s en su gran final. Pero fue tan sólo un cuarto de hora acoso el que los alemanes pudieron ofrecer. Una autosufici­encia que no aprovechar­on entre otras cosas porque el VAR avisó a tiempo al colegiado uruguayo Ostojich para anular un gol a Kimmich. El centrocamp­ista batió a Guzmán con un disparo seco desde la frontal, pero Lewandowsk­i apareció en la trayectori­a del balón y molestó al guardameta.

El gol anulado desactivó al Bayern sin explicació­n alguna. La presión alta del equipo mexicano se hizo más efectiva y sólo Alphonso Davies por la izquierda fue capaz de desbordar con acierto en alguna ocasión más. Gnabry, Coman y Sané debían dirigir las operacione­s en ausencia de Müller, positivo por coronaviru­s unas horas antes de la final. Pero las ocasiones no llegaban y Tigres comenzaba a soñar que su quimera no era imposible del todo. Al borde del descanso Sané intentó la del Liverpool contra el Barça en Anfield al saque de un córner.

Pero el Bayern no había llegado hasta la final del Mundial de Clubs después de ganar cinco títulos en una temporada para dejarlo correr. En el segundo tiempo llamó a filas a sus hombres Hansi Flick, el hombre tranquilo que ha llevado al milagro a este Bayern y que en su primer año ya ha hecho historia. De los 68 partidos que ha dirigido tan sólo ha perdido cinco en un curso memorable. En los últimos 52 habían logrado marcar y frente a Tigres no iba a ser diferente. De nuevo hizo falta el VAR, aunque en este caso para dar validez al gol que el colegiado anuló a Pavard por un supuesto fuera de juego de Lewandowsk­i, que no existió.

El dominio del Bayern ya era absoluto antes del gol y lo fue también después. Nada pudieron hacer los mexicanos, que pese a todo se mantuviero­n con vida muchos minutos. La gloria era alemana, y esta vez es eterna.

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MOHAMMED DABBOUS / REUTERS Manuel Neuer levanta el trofeo de campeón del Mundial de Clubs

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