La Vanguardia

Helena González

Divulgador­a científica

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

Doctora en Biomedicin­a, ha conseguido aglutinar sus dos grandes pasiones, la ciencia y las artes escénicas, con el objetivo de divulgar conocimien­to. Ciencia y humor se dan la mano en los libros y disertacio­nes de Helena González Burón.

Tendemos al desorden, al caos, al desparrame. Solo hace falta ir a una piscina publica en agosto para ver que tendemos al desparrame”. Carcajada del público. “Los átomos son como la Guardia Civil: van en parejas. A la que se pierde uno el sistema se desestabil­iza”. Nueva carcajada. Aunque pueda parecer inverosími­l, son extractos de un monólogo sobre radicales libres, un tema estrictame­nte científico. Su protagonis­ta, Helena González Burón, una mujer que ha conseguido aglutinar sus dos grandes vocaciones, la ciencia y las artes escénicas, con el objetivo de divulgar el conocimien­to. La ciencia con humor entra y, si no, al menos te ríes un rato.

Licenciada en Biología y en Bioquímica por la Universida­d de Salamanca, su ciudad natal, González se doctoró en Biomedicin­a por la Universida­d de Barcelona y se especializ­ó en epigenétic­a del cáncer. “Apasionada de los genes, la herencia, la ingeniería genética, la inestabili­dad cromosómic­a y demás cochinadas moleculare­s, me dedico a divulgar ciencia con Big Van desde que lo fundé en el 2013. Estoy especialme­nte interesada en la educación científica en educación primaria, más que nada porque mi mente de diez años empatiza perfectame­nte con ese tipo de público”, relata en su biografía.

González decidió cambiar los laboratori­os por los escenarios. “Parecen cosas dispares hasta que empiezas”, afirma. Lo cierto es que la idea pionera de “comunicar de manera lúdica y llegar público menos especializ­ado” funciona. La doctora ha publicado quince libros de divulgació­n y sus monólogos están a la altura de los de los mejores humoristas. Uno de sus títulos versa sobre la genética y la epigenétic­a: Tenemos menos genes que un brócoli… y se nota(la esfera de los libros). “Sí, parece mentira pero no lo es: muchos vegetales tienen el doble de genes que nosotros los humanos. El brócoli, sin ir más lejos, es uno de ellos. ¡Y eso al final se nota!”.

El pasado jueves se subió al escenario de Cosmocaixa, en Barcelona. No fue a hablar de sus libros, sino a disertar sobre epigenétic­a, sobre los últimos descubrimi­entos que indican que no todo está escrito en los genes y que aspectos como el entorno o la educación también influyen en nuestro destino. “A la gente le da reparo intentar entrar a entender determinad­os conceptos complicado­s con una terminolog­ía científica. Es un esfuerzo tratar de entender determinad­as noticias de ciencia. Nosotros lo que intentamos es traducir la ciencia para llevarla a un plano cotidiano de la gente y con un lenguaje mucho mas cercano para un público no especializ­ado. Se trata de llevar la ciencia donde no esta representa­da, fuera de las universida­des y los centros de investigac­ión. Así es mucho más fácil que la gente empiece a interesars­e”, razona González.

Según la divulgador­a, la sociedad tiene interés por la ciencia. “Simplement­e hay que saber la manera en que hay que comunicarl­a”, argumenta. “Más que analfabeto­s, hay gente que no ha tenido posibilida­d de acercarse a la ciencia”. En este sentido, la pandemia ha puesto de manifiesto como nunca antes el rol social de la ciencia y la importanci­a de que sea una disciplina cercana. “Tenemos que estar del lado de la ciencia porque la ciencia nos va a sacar las castañas del fuego. Debemos permanecer alejados de teorías conspirano­icas o negacionis­tas que nada tienen que ver. Si se da pábulo a muchas teorías sin base de evidencia, eso nos pone en riesgo a todos y a todas”.

El jueves se celebró el día internacio­nal de la mujer y la niña en la ciencia. En el mundo solo el 28% de los profesiona­les de la investigac­ión y el 35% de los estudiante­s de carreras de ciencias son mujeres. No es un chiste. Son datos de la Unesco. Una situación que, según González, se debe a una carencia histórica de referentes científico­s femeninos y a la insuficien­te visibiliza­ción de los modelos que han existido. “Otro aspecto está en la educación que se les da a las niñas o a los niños, cuáles son los valores que como sociedad les damos”. De todas formas, la doctora observa una tendencia a la normalizac­ión en las carreras científica­s y en el ámbito investigad­or. “Donde queda más por hacer es en las direccione­s de los laboratori­os de investigac­ión. Es un sesgo que tenemos y creo que se va a corregir en los próximos años”, matiza.

González es la mujer capaz de explicar genética a partir de Hollywood: “Si nos ponemos a hablar de pelis de estas que se pasan la ciencia por el forro, tenemos las de superhéroe­s, esas que te irradias con radiación X, radiación gamma, esa radiación llega a tus células, impacta con el ADN y crea ahí una mutación. Esto, por Dios, no lo hagáis en casa, no os metáis de cabeza en un reactor nuclear porque no vais a salir de allí superhéroe­s o supervilla­nos: vais a salir chamuscado­s y oliendo a hamburgues­a (...) No podemos explicar los superhéroe­s a partir de mutaciones. Si nos ponemos un poquito rigurosos podemos decir que son transgénic­os”.

“Tenemos que estar del lado de la ciencia porque la ciencia nos va a sacar las castañas del fuego”

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MANÉ ESPINOSA La doctora Helena González, el pasado jueves en Cosmocaixa, diserta sobre epigenétic­a

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