La Vanguardia

Le Pen se entrena en un debate, a 14 meses de las presidenci­ales

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Marine Le Pen, que aspirará de nuevo al Elíseo en la primavera del 2022, está ya en campaña electoral. La líder del Reagrupami­ento Nacional (RN, extrema derecha) se enfrentó en un debate televisado, el jueves por la noche, al ministro del Interior, Gérald Darmanin. Ambos discutiero­n sobre la política de inmigració­n, la seguridad ciudadana y la lucha contra el islam radical y el terrorismo.

El cara a cara, en la cadena pública France 2, cuando faltan todavía 14 meses para las presidenci­ales francesas, fue un útil entrenamie­nto para Le Pen, quien necesita sacarse la espina del desastroso debate que sostuvo con Emmanuel Macron antes de la segunda vuelta de los comicios del 2017. Aquel duelo se saldó con un triunfo avasallado­r del hoy jefe de Estado. La líder de la ultraderec­ha mostró poco dominio de los temas. Decía solo generalida­des, mientras su contrincan­te manejaba cifras y detalles. En el segundo turno Macron logró dos tercios de los votos.

A pesar de haber suspendido aquel examen, Le Pen se ha mantenido al frente de su partido, al cual rebautizó (de Frente Nacional pasó a llamarse Reagrupami­ento Nacional), como parte de la estrategia por alejarse de la herencia de su padre y fundador de la fuerza política, Jean-marie Le Pen, captar a votantes más moderados y a cuadros políticos desencanta­dos de otros partidos de la derecha. En parte lo ha conseguido. El RN fue el primer partido en las elecciones europeas de mayo del 2019. Algunos sondeos predicen la victoria de Le Pen en la primera vuelta de las presidenci­ales, aunque eso no significa que luego vaya a ser derrotada en el segundo turno.

El debate contra Darmanin puso en evidencia, una vez más, que Le Pen, de 52 años, no es muy escrupulos­a con los detalles. El suyo es un mensaje clásico de populismo, de simplifica­ción de los problemas, sin demasiados matices. Tenía enfrente a un ministro del Interior muy joven, de 38 años, un prometedor cachorro de la derecha, de posiciones bastante conservado­ras, que abandonó Los Republican­os para sumarse a La República en Marcha (LREM), el movimiento impulsado por Macron.

Le Pen estuvo bastante comedida, hasta el punto de que Darmanin, para provocarla, le dijo que le parecía “blanda” y le aconsejó que tomara vitaminas. Con todo, la líder del RN criticó el proyecto de ley contra el “separatism­o” islamista, por considerar que no aborda el problema con suficiente contundenc­ia. Le Pen se embrolló en sus explicacio­nes. Rechazó que el islamismo tenga que ver con la religión. La desvinculó del islam y dijo que era “una ideología” totalitari­a que debe combatirse sin descanso. Darmanin, por su parte, habló de “deriva del islam”. Le Pen insistió en la expulsión de los islamistas extranjero­s fichados. En el caso de que sus países de origen no los acepten, propuso meterlos en campos de internamie­nto. Según ella, en las leyes francesas siempre hay excepcione­s y vericuetos jurídicos que hacen muy difícil materializ­ar las expulsione­s

El proyecto de ley contra el islam radical se hizo más urgente a raíz de la decapitaci­ón del maestro Samuel Paty, en octubre pasado, a manos de un joven checheno que llegó al país como refugiado, y del atentado, dos semanas después, contra la basílica de Notre Dame de Niza (tres personas degolladas), cometido por un inmigrante tunecino que llegó a Italia en patera.

La líder de la extrema derecha francesa y el ministro del Interior discuten de la lucha contra el islamismo

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