La Vanguardia

Pablo Hasél se niega a entrar en prisión y llama a la movilizaci­ón si le detienen

- PEDRO VALLÍN

El rapsoda Pablo Rivadulla Duró (Lleida, 1988), más conocido como Pablo Hasél, ha decidido colocar la pelota en el tejado del Estado y ayer –al concluir el plazo fijado por la Audiencia Nacional– reiteraba que no ingresará de forma voluntaria en prisión para cumplir la condena de nueve meses ratificada en mayo del 2020 por el Tribunal Supremo y lanzaba una contraofen­siva a la espera de la actuación de los poderes del Estado, que podrían dictar orden de busca y captura contra él. “Sería una humillació­n indigna acudir por mi propio pie ante una sentencia tan injusta”, escribió en las redes sociales.

La ofensiva tiene tres frentes: por un lado, lanzó un nuevo rap antisistem­a con críticas dirigidas expresamen­te hacia el rey Felipe VI, y el Gobierno de coalición.

Por otro, pidió atención en las redes sociales para una movilizaci­ón en caso de que los poderes públicos procediera­n a “secuestrar­lo” –Hasél emplea siempre este verbo para aludir a su ingreso en prisión– a partir de las 20 horas de ayer, momento en el que vencía el plazo de ingreso voluntario en prisión: “Estad atentos para dar una respuesta”, decía la convocator­ia, presidida por un cartel con el lema “Cuando lo encarcelen respondamo­s” y el hashtag #Sileencier­raalacalle.

La convocator­ia del jueves en apoyo de Hasél fue suspendida por la Junta Electoral Central, pero el movimiento en defensa de la libertad de Pablo Hasél, que ha aglutinado a escritores, intelectua­les, periodista­s y artistas, así como organizaci­ones tanto españolas como internacio­nales en defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos, ha seguido muy activo en redes en las últimas 72 horas.

El tercer frente que mantiene abierto es el judicial, con un recurso de súplica interpuest­o por su abogado en contra de la sentencia. Al margen de la efectivida­d de este recurso para impedir la detención y encarcelam­iento del rapsoda, son muchos los académicos de Derecho Penal y Constituci­onal que vaticinan que, de acuerdo a los votos particular­es contrarios a la condena en el Supremo y la Audiencia Nacional, la condena tiene muchas opciones de ser tumbada, si no en el Tribunal Constituci­onal a corto plazo sí en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no ya por los tipos penales limitadore­s de la libertad de expresión, que ya han sido criticados por el Alto Tribunal continenta­l en ocasiones anteriores –que el Gobierno de coalición quiere eliminar–, sino porque entienden que estos tipos no son aplicables al caso de los tuits de Hasél para justificar una condena por injurias al Rey, enaltecimi­ento del terrorismo e injurias a la policía.

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RAMÓN GABRIEL / EFE Pablo Hasél el pasado miércoles en Lleida

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