La Vanguardia

Auge de los mercados municipale­s

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Excepto la Boqueria, muy castigada por la caída del turismo, la mayoría de los 43 mercados municipale­s de Barcelona han mantenido o han mejorado sus ventas desde que empezó la pandemia. En ello han influido el factor proximidad, muy valorado a causa de las restriccio­nes, y su apuesta por los productos saludables y de calidad, así como la renovación constante de sus instalacio­nes.

El amplio tejido de comerciant­es que se hacen cargo de los puestos de los mercados intenta adaptarse a los nuevos cambios de hábitos y a la evolución de la sociedad. En este sentido, también han puesto en marcha un sistema de ventas por internet, que crecen exponencia­lmente. El dinamismo de los mercados se refleja también en que concentran el 32% de la cuota en alimentaci­ón fresca de la ciudad, que se procura que sea de la máxima calidad y procedente de productore­s y agricultor­es cercanos, como reclaman cada vez más los consumidor­es. El 62% de los barcelones­es son clientes de los mercados municipale­s. La intensa conexión con los ciudadanos se cuantifica en la cifra de visitas que recibieron a lo largo del año pasado, que, pese a la pandemia, alcanzó los 46,4 millones de personas. Esta cifra, sin embargo, es inferior en 14 millones a la que era habitual en años anteriores, ya que muchos puestos no alimentari­os –la tercera parte de los 2.100 que hay en total– se vieron afectados por los cierres obligados como consecuenc­ia de la lucha contra la covid. Pese a todo ello, las ventas se mantuviero­n y en algunos mercados incluso aumentaron. Esto se explica por el hecho de que la gente ha estado más en casa, a causa de la pandemia, y ha salido menos a comer en bares y restaurant­es.

Los mercados municipale­s constituye­n una riqueza de la ciudad no solo comercial sino también social, por ser punto de encuentro del barrio, y hasta arquitectó­nico, porque algunos de ellos se hallan en edificios emblemátic­os. Comprar en el mercado hace ciudad. Por eso el Ayuntamien­to hace bien en cuidarlos y promociona­rlos con especial atención. La inversión global en la mejora constante de los mercados se sitúa en el entorno de los cien millones de euros cada cuatro años. Un 85% lo aporta el Ayuntamien­to, y el 15% restante, los puesteros y operadores. En realidad, es difícil encontrar una ciudad como Barcelona con una red tan extensa de mercados gestionada por un organismo autónomo, como es el caso del Institut Municipal de Mercats de Barcelona (IMMB), que trabaja coordinada­mente con los propios comerciant­es agrupados en la Federació de Mercats Municipals (FEMM). Es un ejemplo más de la eficacia de la colaboraci­ón público-privada en esta ciudad. Visto el éxito, como destaca el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, hay que profundiza­r en el actual modelo de gestión para seguir avanzando y dar un salto cualitativ­o para estar en la vanguardia de los cambios de la economía, el comercio y el consumo de la ciudad.

La covid pone de relieve las ventajas del comercio de proximidad, que también apuesta por la venta online

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