Mensajes del más allá
Rosa Cardona acostumbra de tanto en tanto a echar un vistazo por los restos de El Ingenio. Estos días hacen obras en la finca y... Y si te sorprende embobado contemplando los rótulos del establecimiento cerrado, unos rótulos que ya no anuncian nada, pues te invita a entrar un rato. Muecas burlonas, miradas inquisitivas, sonrisas congeladas, ¡todas de cartón piedra!
Tras años de frustradas resurrecciones Cardona colgó este verano el cartel de se vende o alquila. Algunos inversores franceses se interesaron por este local de la calle Rauric de 470 m2, pero ninguno presentó todavía ninguna oferta. “Por ley tendrán que conservar la A que nos hizo Brossa, y los carteles de la fachada, y... pero podrán montar el comercio que quieran. Intentamos adaptar este trabajo artesanal a los tiempos, pero la gente que tomó el relevo no encontró el modo. Nada funcionó. En manos del mercado no hay futuro. Si las administraciones no se implican es muy difícil que esto sobreviva. Quién va a apostar por una tienda museo... Pasa el tiempo y...yo ya retrasé mi jubilación, ya pasé el duelo. Al final perderemos el espíritu. Solo quedarán los rótulos”. Esta es la ruta de los rótulos del limbo, de los que no anuncian nada, de mensajes del más allá sobre una historia que se diluye.
Lanería, pañolería, sedería... El detonante del cierre de El Indio en la calle Carme seis años atrás fue el alquiler. En el 2017 el Ayuntamiento de Barcelona impidió que lo convirtieran en un restaurante, y luego no pasó nada. Los rótulos de la centenaria Casa Calicó también se desgastan. Hace tres años la presión inmobiliaria la empujó desde la plaza de las Olles hasta el Poblenou. El dueño de Coses de Casa, en la plaza del Pi, era también el propietario de la finca, pero cumplió 79 años, se hartó de que sus clientes se murieran y la vendió a unos inversores. De aquella tienda de confecciones de 1972 queda el rótulo y unos estantes. La centenaria tienda de vinos de la calle Ample La Lionesa pasó a peor vida en el 2019. Los vecinos ya no recuerdan cuántos años lleva cerrado otro negocio centenario, el horno Cosialls, en la calle Girona. A su vera, el cartel de la inmobiliaria que gestiona el local tapa el rótulo de siempre de la Óptica Ruiz Ortega.
En el fondo todo esto le importa a pocos. No se llamen a engaño. Uno se acostumbra a todo. Te encuentras en un armario las cartas de la persona con la que hiciste el amor por primera vez y te das cuenta de que ya no significan nada. Esteve Vilarrúbies, autor de Comerços Emblemàtics
Esta es la ruta por los rótulos de tantas tiendas históricas que cerraron y no volvieron a abrir, que ya no anuncian nada
“Si las administraciones no se implican es muy difícil que todo esto sobreviva”, dice la dueña de El Ingenio
de Barcelona y de otros estudios siempre dice que mientras las administraciones no protejan las actividades el espíritu se diluirá de modo inexorable. Un fondo de Singapur está aireando que tiene 300 millones de dólares para comprar locales en España, Portugal, Italia... La idea es esperar a que la economía toque fondo, comprar barato y en unos años vender caro.
Un año y poco después del cierre de la camisería Xancó su escaparate aún muestra dos camisas y el cartel que conmemoró sus 200 años. Son menos, al menos en la Rambla, pero las leyendas son así. El Gran Café de la calle Avinyó siempre suscitó polémicas. Para unos, singular; y para otros, lo contrario. Ya no es más que otro restaurante que cerró la pandemia. El virus también remató la librería Àngel Batlle. Hasta 87 años estuvo en el 23 de la calle de la Palla,
con su rótulo rojo, como el marco del escaparate. Y su último año, hasta la primavera, en el 25. Ahora estos bajos vacíos apenas lucen unas letras desgastadas.
¿Y vieron el rótulo de la mercería La Selecta en la rambla Catalunya? La letra a de su artículo, desaparecida, como el epígrafe de Mercería. Y la te, desprendida. La dependienta de la tienda de moda abierta desde hace dos meses dice que así lo encontraron, que no se puede restaurar de cualquier modo, que hay que hablarlo con el propietario y el Ayuntamiento. Y en estos tiempos a uno le da reparo tocarle las narices a los comerciantes por unas letras. A veces los legados son un inconveniente... ¿Una tienda de móviles tras el rótulo protegido de una librería o de una farmacia? ¿Una casa de cambio de moneda anunciada con las letras de una tienda de partituras? Esa es la ruta de los rótulos absurdos, pero ese es otro drama (hoy estamos en el limbo).
“Pues a nosotros nos está viniendo muy bien conservar el nombre y los rótulos –dice Isaac Ramos, en el New Phono en la calle Ample–. Aquí vendieron instrumentos musicales más de cien años y nosotros también nos dedicamos a eso. Nos estamos beneficiando de ese legado, de aquella reputación entre tantos músicos”. Ramos detalla que aquel New Phono cerró el verano de 2019 y que éste abrió al poco. “Somos distribuidores de Tico Música, también vendemos a tiendas de toda España. El único inconveniente es que si nos buscas por internet la primera noticia es aquel cierre y muchos se piensan que estamos cerrados. Necesitamos una noticia que diga que estamos abiertos, y que genere más clics para que Google la ponga encima”. Reescribir la historia lleva su tiempo.
Y a final de mes la restauradora Arianna Grau reabrirá La Granja Vendrell, con sus letras de siempre bien restauradas y la receta de la nata popular entre tantos barceloneses tantos años... El singular establecimiento echó la persiana en septiembre del 2019. Sus responsables se jubilaron, y entonces no encontraron a nadie dispuesto a tomar el relevo. Otra baja en la lista de los históricos de la ciudad. Bueno, ya no...
“Nos vino muy bien conservarlo todo porque nos dedicamos a lo mismo”, dicen los nuevos gestores de New Phono