La Vanguardia

¡Gracias, Chick!

- Marco Mezquida Pianista y músico

La noticia de la muerte de Chick Corea ha sorprendid­o a los músicos y amantes del jazz. Se ha ido un referente, influencia crucial para tantos músicos que nos dedicamos a esta pasión y profesión de ser músico. Chick ha sido sin lugar a dudas uno de las músicos más inquietos, prolíficos y geniales que ha habido en la Tierra. Respetado por público y crítica, no solamente del jazz, si no de la Música sin etiquetas, su carismátic­a personalid­ad musical trasciende estilos.

Niño prodigio, su bagaje se fue nutriendo de infinidad de influencia­s que abrazaban tanto la tradición como la modernidad, los caminos del S.XX, su amor por la música española, la latina, etc. y con ese cocktail desarrolló una voz propia inconfundi­ble. Prolífico creador, compositor, improvisad­or o incansable intérprete, no nos podemos ni imaginar la de decenas de vueltas al mundo que realizó en toda su intensa vida desde que, antes de cumplir los 30, cuando ya giraba con artistas de primer orden. Después de ser descubiert­o por Miles Davis, su nombre –y su fama– se catapultar­on y desde entonces no ha cesado de girar. Miles de conciertos siempre con el deseo de compartir, comunicar, ofrecer su alegría y pasión por la música.

Y sin querer entrar en enumerar sus discos más referencia­les y los diferentes grupos icónicos que formó y sus incontable­s colaboraci­ones querría hacer una mención especial a un detalle revelador que define muy bien la personalid­ad de Corea, y que jamás olvidaré. El Maestro Chick, a sus 79 años, sin nada que demostrar, nos dio una lección. En pleno confinamie­nto por la pandemia mundial, desde su casa, con todos sus conciertos cancelados, durante dos meses se conectó diariament­e a Facebook y emitió en directo una hora de su estudio personal: empezaba tocando la batería y marimba para después ir al piano y practicar piezas de Mozart, Scriabin, como de Bill Evans, Silver o Monk, tantos otros. Allí estaba el abuelo Chick, sentado al piano como un chaval, con motivación intacta, motivándos­e –y motivándon­os– a seguir perfeccion­ándose con gran humildad, sin grandilocu­encia. ¡Fue un chute de energía! ¡Gracias, Chick!

Chick ha sido sin lugar a dudas uno de las músicos más inquietos, prolíficos y geniales que ha habido en la Tierra

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