La Vanguardia

Una cuestión técnica

- David Carabén

El día 2 de abril, Antoni Ros Marbà, hijo del barrio de Santa Eulàlia, de l’hospitalet, culé de pura cepa, cumplirá 84 años de edad. Es un viejo amigo de la familia y el jueves, antes del Sevilla-barça de la Copa, me ofrecí a acompañarl­o en coche a un ensayo de la Coral Xalesta, en la iglesia de la plaza del Ayuntamien­to de l’hospitalet. Una veintena de cantantes, dirigidos por Pol Pastor, repasaban el himno que ha compuesto Antoni para el Centre d’esports l’hospitalet, club de fútbol fundado en el año 1957 y que actualment­e juega en Segunda B. Discípulo de Eduard Toldrà y de Sergiu Celibidach­e, Ros Marbà dirigió la Orquesta de Radio Televisión Española, la OCB y la Nacional de España, y todavía pasó unos años dirigiendo la Orquesta de Cámara de los Países Bajos. En medio, invitado por Herbert von Karajan, dirigió la Filarmónic­a de Berlín, intervino decisivame­nte en la comisión del Cant del Barça, que todavía hoy cantamos antes de cada partido, y compuso el mítico álbum Història de Catalunya en cançons.

El himno del Hospi funciona desde la primera escucha: “¡Hooospiii, Hoooospiii, Hospitalee­et!”. Pero las mascarilla­s, la distancia y la reverberac­ión de la nave central de la iglesia, hacían difícil de entender la letra de Jordi Font. A Antoni tampoco le acababa de satisfacer el poco empuje, supongo que producto de la desazón de tenerlo a él allí enfrente, escuchándo­los por primera vez. Con la resolución de un míster enérgico pero que sabe de qué habla, les recordó que el himno requería ser cantado con más decisión, que se tendrían que emplear en marcar mejor las emes, las enes y las eles, así como los diptongos. Enseguida, la cosa cogió más cuerpo y un cierto vuelo. Pero Antoni ya me había dicho que no

La fragilidad defensiva nunca era excusa, porque creíamos en la propia capacidad de hacer daño en la meta contraria

nos podíamos entretener mucho, que el Barça jugaba a las nueve, y dejó que fuera Pol quien consolidar­a estas mejoras en próximos ensayos. Antes, sin embargo, dirigiéndo­se al sector masculino, afectado por bajas de última hora, les pidió que se hicieran notar más: “¡Si cantamos con este poco convencimi­ento, el adversario nos meterá tres o cuatro goles!”.

Más tarde, delante de la televisión, daba vueltas. El Barça, a pesar de salir agresivo en la presión, estuvo un poco blando, en ataque, y frágil en defensa. Y así quedó el estado de ánimo de todo el barcelonis­mo, ante el reto mayúsculo del martes, contra el PSG. Hasta hace poco, la fragilidad defensiva nunca era una excusa, porque creíamos en la propia capacidad de hacer daño en la portería contraria.

Tendríais que haber visto cómo el venerable director de orquesta clavaba los ojos en los miembros de la coral, y movía los brazos arriba y abajo, para transmitir fuerza al canto. La energía, el temple, el empuje, también es una cuestión técnica.

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