El Barça se relaja con el Alavés (5-1) a la espera del PSG
El argentino lidera el amplio triunfo ante el Alavés con dos goles sensacionales
Metió dos goles desde fuera del área para ver en bucle. Le anularon otro por los caprichos inescrutables del VAR. Participó en las jugadas de dos tantos más. Lideró a un equipo que luce una nueva generación. Fue el maestro de ceremonias de un Barça remozado y con rotaciones. El de siempre haciendo lo de siempre. Es decir, maravillas. Con Leo Messi se puede contar en todas las competiciones, en todos los partidos, como titularísimo o cuando sale desde el banquillo, como en el Villamarín. Llega el PSG el martes al Camp Nou y el genio viene ajustando su punto de mira. Como prueba su doblete ante un aturdido Alavés, que terminó avasallado. El rosarino estuvo acompañado en cuanto a puntería por Trincão, que metió dos goles tras estrenarse ante el Betis, y por Junior. Pasan los años, pero el rey blaugrana no cambia y llevó a su equipo a la séptima victoria seguida en la Liga.
Con su alineación Koeman estaba pensando en el PSG. Pedri, Alba y Dembélé se quedaban en el banquillo y entraban Riqui Puig, Trincão y el debutante en la Liga Ilaix Moriba, que dio una asistencia y cometió un error grave. Volvía al once Lenglet, se desplazaba de lateral Junior y De Jong sacrificaba su presencia ofensiva para ubicarse como central.
Con la cabeza entre la derrota de Sevilla y la llegada de Europa había el riesgo de que el Barça regulara sus esfuerzos. Pero lo bueno de este conjunto de Koeman es que esta campaña se toma todos los partidos en serio, sabedor de que ha de esforzarse para superar a cualquier contrario. Por eso el principio del encuentro sorprendió, por lo dinámico. Ya sólo empezar Griezmann marró un gol claro y estrelló su remate en el defensa Martín. A continuación fue Trincão, más decidido desde que marcó en el Villamarín, el que remató al lateral de la red.
Pero fue un espejismo, y el partido se volvió difícil de digerir hasta que Mingueza, cada vez más suelto, rompió por la derecha con una maniobra de extremo y centró. El balón aterrizó en el segundo palo y lo controló Moriba. Lo fácil habría sido chutar, pero el chaval tuvo la sangre fría necesaria como para reflexionar y ponerle un balón preciso a Trincão. El portugués empaló de primeras y dio en la diana. Ganaba el Barça al filo de la media hora.
El gol animó el fútbol blaugrana, y Busquets filtró un balón al espacio para la carrera de Griezmann. El francés no superó a Pacheco, pero Messi cazó el rechace para marcar con la derecha. El segundo estaba en el saco. O al menos eso parecía porque, de pronto, Cuadra Fernández, desde la sala VOR, avisó al colegiado de que había posición antirreglamentaria de Griezmann. Lo cierto es que de las imágenes emitidas por televisión y de las líneas traza
das no se podía interpretar que hubiera una posición ilegal. La decisión enojó a Koeman, que protestó y fue advertido por el árbitro.
Mientras el técnico se desesperaba Messi se sonreía irónicamente. El argentino solo se podía quitar la espina con el balón en los pies y al borde del descanso controló una pelota, quebró a un defensa, levantó la mirada y engatilló con furia. El esférico golpeó en un poste y entró por el contrario. Inapelable. Este sí que no se podía anular de ninguna manera. Medio partido por jugar y momento de pensar (todavía más) en el PSG. Koeman retiró a Busquets y recurrió a Umtiti, con lo que De Jong pasó a ejercer de pivote.
La idea blaugrana era que transcurriera el partido sin sobresaltos pero Moriba se equivocó con un error de principiante. Intentó un pase horizontal en la fase de construcción pero fue interceptado por Rioja, que no perdonó. Ya estaba aquí. El regalo de casi todos los días. Y el partido abierto de nuevo.
El Barça trató de encajar el golpe pegando de nuevo pero Trincão falló un gol cantado, Messi cruzó después en exceso su remate y más tarde Griezmann volvió a mostrarse negado. Tres perdones consecutivos con la sentencia en juego.
Para entonces Koeman no las tenía todas consigo y había sustituido a Moriba por Pedri mientras el Alavés había recobrado la fe. Se la quitó Trincão en una contra barcelonista. Pedri encontró al espacio a Messi, que se atascó ante Pacheco. Pero el portugués había seguido la jugada y logró ver puerta otra vez. Messi no quiso ser menos y logró el cuarto al minuto siguiente con un zambombazo maravilloso. A la fiesta se sumó Junior al firmar el quinto en una jugada que inició Messi, con una asistencia picada. Viene el PSG. Puede que este Barcelona no esté preparado para estos envites. Pero seguro que se dejará la piel.