La Vanguardia

Gonzalo Berger

Historiado­r

- JOSEP PLAYÀ MASET

El historiado­r Gonzalo Berger firma junto a Tània Balló Les combatents, un estudio que quiere dar voz y presencia a las milicianas antifascis­tas durante la guerra civil española, un colectivo que ha permanecid­o en el olvido.

Toda guerra necesita sus mártires y toda revolución, sus iconos. En la guerra civil española casi todas las historias tienen nombre masculino. Y sin embargo las mujeres estaban allí, en la retaguardi­a y en el frente, y como ellos sufrieron represión y exilio, pero sus vidas son anónimas. La historia también la contaron hasta hace bien poco los hombres y con una visión androcéntr­ica.

Les combatents (Ed. Rosa dels Vents), el libro que acaban de publicar Gonzalo Berger y Tània Balló, es un intento de dar voz a muchas de las milicianas antifascis­tas. Para entender este olvido hay que recordar que no fue hasta las elecciones generales de la República, de junio de 1931, cuando por primera vez las mujeres pudieron presentars­e como candidatas. Y no fue hasta las generales de 1933 cuando se reconoció el sufragio femenino. El 14 de enero de 1934 Natividad Yarza, maestra, se convirtió en la primera alcaldesa del Estado al ganar las municipale­s de Bellprat (Anoia), en las listas de ERC.

Tània Balló y Gonzalo Berger rescatan dos iconos de este periodo: Lina Ódena y Marina Ginestà. Paulina Ódena García, cuyos padres regentaban una sastrería en Gràcia, había dejado la escuela a los doce años para trabajar en el negocio familiar. Con la llegada de la República y 20 años entra en el Partido Comunista. Poco después la Internacio­nal Comunista la invita junto a otros cuatro militantes a cursar estudios en la Escuela Marxista-leninista de Moscú. A su regreso, consagrada como hábil oradora, será secretaria general de las Joventuts Comunistes, y el estallido de la guerra la sorprendió en Almería, en un congreso. Se unió a los combatient­es y el 14 de septiembre de 1936 murió en el frente de Granada. Se convirtió en mártir y objeto de propaganda, pero aun así su figura apenas ha sido estudiada.

Un caso distinto es el de Marina Ginestà, hoy conocida por la fotografía en la que aparece vestida de miliciana con un fusil en la terraza del hotel Colón de Barcelona. Hija de un militante de UGT y de una cooperativ­ista, cuando se produce el alzamiento militar tiene 17 años y es una de las atletas que están a punto de participar en la Olimpiada Popular. Se alistó voluntaria, pero la foto que la inmortaliz­ó estuvo oculta en los archivos de Efe y no fue recuperada hasta el 2002. Marina trabajó primero como tra

Los autores desvelan detalles inéditos de cinco milicianas fusiladas en Mallorca

A finales de 1936, el ejército republican­o obligó a las mujeres a dejar el frente

ductora de un agente soviético, enviado como correspons­al del

Pravda, y más tarde en València escribió crónicas de la guerra. Detenida al final de la contienda, escapó y se fue al exilio.

El libro recoge biografías de mujeres que obtuvieron un mínimo reconocimi­ento, como la cenetista Libertad Ródenas, o tan anónimas como Pepita Laguarda Batet, que falleció en el frente de Aragón. Su familia conservaba una foto, donde se le informaba de su muerte. Detrás, una nota firmada por un tal Juan López Carvajal: “Con la presente recibe el más afectuoso saludo del que comparte contigo el dolor por una pérdida irreparabl­e de un ser querido”. Era de su compañero sentimenta­l. Habían salido juntos de Barcelona en la columna Ascaso, despedidos por una multitud en las calles. Él sobrevivió y más tarde explicó que no tenía intención de alistarse, pero al ver la decisión de Pepita, le dijo: “Si tú te vas, yo voy contigo”.

El libro se cierra con los nombres de las 1.195 combatient­es antifascis­tas organizada­s en Catalunya que han podido documentar. Son 360 afiliadas al PSUC, 424 de la CNT, 119 del POUM, 64 de ERC, 48 de Estat Català... Las mujeres del PSUC llegaron a crear un batallón exclusivam­ente femenino y el 16 de agosto salieron en barco hacia Mallorca. La expedición fue un fracaso. Amalia Lobato Rosique fue la primera en caer el día 23, y sus restos reposan en el cementerio de Ciutadella. A principios de octubre de 1936, el propio PSUC corta el acceso a las mujeres a las unidades de combate y decide que su actividad estará en la retaguardi­a. El dirigente de la CNT Antonio Ortiz también decidió expulsar a las mujeres de la columna Durruti y además les culpó de las enfermedad­es venéreas detectadas. Pese al decreto de militariza­ción, muchas se negaron a abandonar y siguieron en el frente.

Les combatents se cierra con la investigac­ión sobre cinco catalanas fusiladas en Mallorca en septiembre de 1936. Un oscuro episodio del que apenas se conocía una foto de las cinco y la acusación franquista de que eran prostituta­s desembarca­das para satisfacer a los milicianos. Los autores han descubiert­o que una de ellas, Maria García, aparece en la portada de la revista Life cuando partía el batallón femenino hacia la isla. Las otras cuatro salen en una foto de Robert Capa del mismo día. Todas eran milicianas voluntaria­s.

 ??  ??
 ??  ?? Marina Ginestà fotografia­da en el hotel Colon, convertido en sede del PSUC
Marina Ginestà fotografia­da en el hotel Colon, convertido en sede del PSUC
 ??  ?? Milicianas. Arriba, mujeres de la columna Los Aguiluchos. Debajo, imagen
Milicianas. Arriba, mujeres de la columna Los Aguiluchos. Debajo, imagen
 ??  ??
 ??  ?? del batallón femenino y de dos milicianas el 20 de julio de 1936. A la derecha,
del batallón femenino y de dos milicianas el 20 de julio de 1936. A la derecha,

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain