Ana Penyas
Autora de cómic
Ana Penyas regresa a la novela gráfica tras el éxito de Estamos todas bien, una mirada a la generación de sus abuelas que le valió el premio Nacional de Cómic. Ahora publica Todo bajo el sol, un recorrido por 60 años de turismo y ladrillo en España.
Ganó el premio Nacional de Cómic en el 2018 con una novela gráfica sobre la generación de sus abuelas, esas mujeres que siempre fueron secundarias de las vidas de otros. Se titulaba Estamos todas bien (Salamandra) y logró una ristra de reconocimientos. Antes había ilustrado En transición (Barlín libros), que narraba la Transición española desde las luchas vecinales y ciudadanas. Y ahora la dibujante Ana Penyas (Valencia, 1987) vuelve a indagar en la memoria histórica de nuestro país a través de los 60 años de historia del turismo masivo. Desde el Spain is different de Fraga a los barrios gentrificados y el Airbnb. Es Todo bajo el sol (Salamandra), un luminoso documento gráfico del que además saldrá una exposición.
Todo bajo el sol recorre la historia de un paisaje y de tres generaciones de una familia desde la huerta valenciana y el turismo de los sesenta al mundo actual. Aunque antes de entrar en la historia de la familia, el libro arranca con páginas de una curiosa guía dibujada por Máximo en 1964 titulada España es para usted y que incluye referencias a los “25 años de paz” del país y que subraya que “a los españoles, ya ve usted, nos suelen caer bien los extranjeros”. Tras lo cual Penyas continúa con viñetas sobre un documental sueco de 1967 que entrevista a turistas a punto de embarcar hacia las Canarias: “–¿Conoce usted a Franco? –No. –¿Qué piensa de su régimen? –No hablo de política cuando estoy de vacaciones”, contesta un interrogado. A partir de ese marco, la autora traza la evolución de una familia y de un espacio en el que no paran de levantarse grandes edificios y llegar turistas y va desapareciendo el campo y, más tarde, los propios habitantes del lugar.
Penyas admite que su interés por explorar la historia reciente del país tiene un componente familiar, con unos padres muy militantes durante la Transición , pero que ha ido explorando cronológicamente lo que sucedió desde la posguerra más inmediata hasta ahora porque “necesitaba comprender la historia”. A eso se le sumó que el tema del turismo “estaba omnipresente en la opinión pública, hasta llegar a la turismofobia” y nació Todo bajo el sol “con la voluntad de no quedarme en un pantallazo de presente”.
Y en ese sentido, apunta, “en los años sesenta empieza todo”. Ya antes, reconoce, había una romantización de España: “A principios del siglo XX venían las clases más pudientes de otros lugares de Europa. Era un lugar exótico, estaba la idea de que en los Pirineos comenzaba África”. Luego, añade, “con el parón que supuso la dictadura el país representaba irte lejos sin irte lejos, y hacerlo con seguridad. Era como lo vendían. El franquismo veía un instrumento con el que impulsar la economía. Y aunque tenemos la imagen colectiva de que el turismo fue un golpe para el régimen, es justo al contrario, fue un aliento. A pesar de las contradicciones que suponía, lo impulsaba. Se creó el Ministerio de Turismo, Fraga, el Spain is different, las suecas, la película El turismo es un gran invento...”.
Por el cómic pasa, dice, la generación de padres que van del pueblo a la ciudad, que quieren comprar en una casa y desean una segunda residencia, y luego su propia generación. “Viví la época del boom inmobiliario de adolescente y todo el fracaso escolar de los chicos yendo a la obra a trabajar. Y el trabajo en los lugares de veraneo: cuántas personas en este país han trabajado de camarero o camarera, es una experiencia iniciática”, sonríe. Y subraya que comenzó por el turismo pero eso le llevó a la burbuja inmobiliaria, “al ladrillo, imposible no unirlos”.
En su novela gráfica hay rostros picassianos, planos mironianos, imágenes que recuerdan al Equipo Crónica... involuntariamente. “Lo que sí hice fue mirar fotografías sobre el tema. Txema Salvans, Ricardo Cases, la costa mediterránea, su
“Tenemos la imagen de que el turismo supuso un golpe para el franquismo pero fue un aliento”, dice la autora
degradación y lo popular en torno a este asunto. También Ramon Massats o Joaquín Collado. Y en la obra hay muchos personajes sacados de sus fotos. Trabajo con la transferencia fotográfica, a la viñeta se transfiere sólo lo que presiono con el lápiz en la fotografía. Cojo un rostro y transfiero los ojos y lo demás lo dibujo. Por eso queda una mezcla algo inquietante”, explica.
Inquietante como pensar el futuro del turismo porque, advierte “unido a la lógica del capital, la idea de turismo sostenible parece imposible, siempre va a querer más”. “Ahora mismo es un gran problema ambiental, social y económico, parte de que la economía esté peor se debe a que todo lo jugábamos al turismo. Al inicio pudo ayudar pero, ¿ahora para quién es? Para la gente de las ciudades, no”. Pese a lo cual, admite que habla desde un lugar contradictorio porque hoy todos somos turistas. Y concluye que sobre el eslogan de Fraga Spain is different, “en el turismo quizá sí somos diferentes porque lo hemos llevado a otra liga. Marca España en este aspecto, hay, y exportada”.