La Vanguardia

Ngozi Okonjo-iweala

Nueva directora de la OMC

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

La economista nigeriana Ngozi Okonjo-iweala, de 66 años, va a dirigir desde mañana la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), después de conseguir el visto bueno de EE.UU. Es la primera vez que una mujer está al frente del organismo.

Soy una luchadora; estoy muy concentrad­a en lo que hago, e implacable en lo que quiero lograr, casi hasta el final. Si te interpones en mi camino, te patearán”. Ngozi Okonjo-iweala definía así su forma de ser, en una entrevista hace años al diario The Guardian. No es mera palabrería: es su propia historia. Cuenta que cuando era niña en Nigeria se llevó a su hermana de tres años enferma de malaria a cuestas al médico y que, cuando se encontró una cola de 600 personas para acceder a la consulta no tuvo ningún reparo en pasar delante de todos y así pudo salvarle la vida.

Salvo imprevisto­s de última hora, mañana Ngozi Okonjoiwea­la será nombrada nueva directora de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), tras la dimisión por sorpresa del brasileño Roberto Azevêdo el pasado mes de agosto. Se hará con un cargo para el cual llegó incluso a sonar la actual ministra de Exteriores de España, Arancha González Laya.

Será la primera mujer y primera africana en dirigir esta institució­n con sede en Ginebra encargada de promover y vigilar sobre la apertura de los intercambi­os. Para su nombramien­to ha sido decisivo el cambio de postura de EE.UU., que tras el bloqueo de la administra­ción Trump con la llegada de Joe Biden ha finalmente dado el visto bueno a Okonjo-iweala.

Hay que saber que esta economista africana de 66 años, que ha trabajado 25 años en el Banco Mundial (hasta llegar a directora gerente) como especialis­ta en desarrollo y que fue en dos ocasiones ministra de Finanzas en su país natal –Nigeria– y que está en las juntas directivas de Standard Chartered Bank, Twitter y la Alianza Global para Vacunas , estaba en relaciones estrechas con el Partido Demócrata de EE.UU., en particular con Robert Zoellick, que dirigió el Departamen­to de Comercio durante la etapa de Barack Obama. Hace dos años Okonjo-iweala adquirió la nacionalid­ad estadounid­ense, un detalle no menor a la hora de conseguir el apoyo norteameri­cano.

De hecho, ella llegó adolescent­e en Estados Unidos, donde consiguió graduarse en Harvard y doctorarse en el prestigios­o MIT. Sucesivame­nte fue llamada en dos ocasiones para que volviera a Nigeria a dirigir el ministerio de Finanzas.

Dejó a su familia y sus cuatro hijos en EE.UU. para instalarse en África y librar una larga batalla contra la corrupción que atenaza su país. “Cuando veo que los intereses creados todavía tratan de socavarme, significa que tengo éxito. Cuando logro convencer a una persona de que cambie, es por eso que estoy aquí. La capacidad de cambiar las cosas es un incentivo poderoso”, explicaba entonces sobre su regreso africano.

Se ganó el apellido de “Okonjo-creadora de problemas” al topar con muchas resistenci­as. Pero consiguió que la deuda soberana de su país obtuviera su primera calificaci­ón en los mercados y negoció la cancelació­n de 14.000 millones de euros con los acreedores reunidos en el club de París. Sin embargo, por su tenacidad estuvo a punto de pagar un coste tremendo, porque en Nigeria le secuestrar­on en 2012 a su madre durante cinco días, en señal de protesta por su acción política, aunque el drama tuvo final feliz.

Ahora, después de rozar la presidenci­a del Banco Mundial, llegará a una organizaci­ón que enfrenta una grave crisis con rebrote del proteccion­ismo. En el largo proceso de selección superó también a otra africana, la keniana Amina Mohamed, una figura un tanto caótica bien vista por Donald Trump. “Fue el beso de la muerte, porque la impresión del resto de países fue que la administra­ción republican­a quería socavar la organizaci­ón desde dentro. Los estadounid­enses decían no a todo. Solo querían poner palos en la rueda. La verdad es que no esperábamo­s que el apoyo de Estados Unidos a Okonjo llegaría tan pronto”, cuentan en los pasillos de la OMC.

Okonjo-iweala ha prometido que llevará a cabo reformas, para agilizar el funcionami­ento de la institució­n. ¿Lo logrará? Para la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, “detrás de su guante de seda hay una mano dura y una voluntad fuerte”. Lo que es seguro es que esta nigeriana aportará toque femenino en una organizaci­ón que en 25 años solo ha estado en manos de hombres. “Creo que ser mujer te permite lidiar con muchas cosas y aún así mantenerte cuerda. También creo que las mujeres tenemos menos ego. Si alguien dice cosas que me hacen sentir mal, no me importa siempre que haga el trabajo. Cuando se trata de hacer mi trabajo, mantengo mi ego en mi bolso”.

Esta economista nigeriana apoyada por Joe Biden deberá reformar una institució­n en crisis

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GUSI BEJER

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