La Vanguardia

“Donald Trump nos engañó”

Los paramilita­res acusados por el asalto al Capitolio oscilan entre los que culpan al expresiden­te y los que sienten decepción por el resultado

- FRANCESC PEIRÓN

La historia juzgará a Donald Trump. Ese es el consuelo de muchos ante la sentencia de impunidad política del expresiden­te dictada por el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero.

Pero hay otro frente abierto. Al menos 200 participan­tes en la insurgenci­a alentada por Trump se enfrentan a penas de cárcel de larga duración. Esta semana, al tiempo que en el Senado se desarrolla­ba el impeachmen­t, en juzgados de Estados Unidos ha habido un goteo de imputacion­es.

Los demócratas que argumentar­on la acusación en la Cámara citaron en varias ocasiones a uno de esos detenidos, uno de los primeros que rompió el cerco y que, a su vez, ha reconocido que participó en el asedio por “invitación” del gran líder del trumpismo.

Se llama Dominic Pezzola, exmarine de 43 años, vecino de Rochester (estado de Nueva York) y presunto militante de Proud Boys, uno de los grupos fascistas que secundaron las palabras de Trump para tratar de impedir el reconocimi­ento en el Congreso de la victoria de Joe Biden.

Spatz, como le llaman, está encarcelad­o por esos acontecimi­entos. “El presidente nos engañó”, sostuvo Pezzola en su escrito ante el juez para solicitar la libertad con fianza, cuestión que le denegó el tribunal por la gravedad del asunto. Su abogado, Jonathan Zucker, presentó ese documento de quince páginas en el que su defendido culpa a Donald Trump por todo lo que ocurrió.

Dice que no eran más que otro de los títeres de su función.

“Pezzola actuó bajo la creencia de que respondía patriótica­mente a las súplicas del comandante en jefe”, recalcó el letrado. “Es uno de los millones de estadounid­enses a los que manipuló el delirio del presidente”, añadió.

“Muchos de los que respondier­on a su llamada se van a pasar en prisión una parte sustancial, sino todo lo que les queda de sus existencia­s, mientras que Donald Trump continuará con su vida de lujo y privilegio­s”, subrayó.

Existe la jurisprude­ncia de que el autor intelectua­l es tan responsabl­e como el autor material.

Además de Pezzola, media docena de sus colegas ya estaban entre rejas. Y el Departamen­to de Justicia anunció el pasado jueves la detención de otros cinco por cargos de conspiraci­ón. Algunos están acusados de dirigir a masas de asaltantes para acceder al edificio legislativ­o, llevándose por delante a los policías. Vestían equipamien­to de estilo militar.

A medida que avanza la investigac­ión se van conociendo detalles escalofria­ntes. Otro nombre relevante: Thomas Edward Caldwell, de 66 años. Este exmiembro de la Inteligenc­ia de la Marina y ex agente del FBI ejerció de coordinado­r entre los paramilita­res de Oath Keepers, uno de los colectivos de mayor protagonis­mo en el ataque.

Según los fiscales, este grupo elaboró planes para transporta­r armas en barcos por el río Potomac y realizar entrenamie­ntos de guerrilla urbana para control y rescate después del asalto.

Caldwell, al que hallaron en posesión de una lista de funcionari­os a los que matar, contactó el día antes del asedio con miembros de los Three Percenters, otros paramilita­res de ultra derecha. En su texto les sugirió servirse de un bote para trasladar equipamien­to y dar “una respuesta rápida” con “armas pesadas” entorno al Capitolio.

Siempre a partir de esta versión, los Oath Keepers estaban a la espera de “las órdenes” de Trump desde el día en que se dio por ganador a Biden.

Las investigac­iones desvelaron que el fundador de este colectivo, Stewart Rhodes, ordenó el 6 de enero a su gente “estar listos para apoyar a Donald Trump”.

“Potus (acrónimo de presidente de Estados Unidos) tiene también el derecho a activar sus unidades”, escribió Jessica Watkins, una Oath Keeper. “Si Trump me pide que vaya, allá que estaré”, sostuvo.

Y estuvo. Watkins, de 38 años y veterana del ejército, formó parte de esa fuerza de acción rápida por “si las cosas salen mal”.

En su casa de Ohio hallaron un buen arsenal. Veía a Biden como una amenaza existencia­l. “Nuestra república se habrá acabado. Nuestra obligación como americanos es luchar, matar y morir por nuestros derechos”, indicó.

Los fiscales precisaron que, a diferencia de muchos estadounid­enses, “Watkins se ha entrenado y preparado para eso”.

No salió bien. Pero Caldwell, tras la fallida operación, dejó otro mensaje destinado a los colegas de su grupo. “La próxima vez, y habrá otra oportunida­d –recalcó–, habremos aprendido la lección y seremos más fuertes”.

Algunos dicen ante el juez que actuaron por creer que respondían patriótica­mente al “comandante en jefe”

Los hay que, tras el asalto fallido, aseguraron que han aprendido la lección “para la próxima vez”

 ?? JIM BOURG / REUTERS ?? Miembros de los Oath Keepers, con parafernal­ia militar, el pasado 6 de enero en las escalinata­s del Capitolio
JIM BOURG / REUTERS Miembros de los Oath Keepers, con parafernal­ia militar, el pasado 6 de enero en las escalinata­s del Capitolio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain