La Vanguardia

Carrera de fondo por la presidenci­a

La participac­ión será la clave en otras elecciones excepciona­les, esta vez por la covid Borràs, Aragonès e Illa se disputan la victoria y las opciones de liderar el nuevo Govern Una situación de bloqueo político puede conducir a nuevas elecciones en sei

- Isabel Garcia Paga Barcelona

Las urnas ponen fin hoy a la carrera de fondo electoral más larga. Hace más de un año que Quim Torra dio por finiquitad­a la legislatur­a, pero la pandemia, los cálculos electorale­s y la inhabilita­ción del president marcaron el 14-F en el calendario. Más de 5,6 millones de catalanes están llamados a votar, con mascarilla y distancia de seguridad, y, por primera vez, la organizaci­ón del proceso electoral ha ocupado tantas portadas como los candidatos. Las restriccio­nes por la covid han multiplica­do un 277% el voto por correo, y la participac­ión, por primera vez en diez años con perspectiv­as a la baja por miedo al virus o simple desafecció­n, es la principal incógnita de la ecuación electoral.

La excepciona­lidad electoral está instalada en Catalunya. Con Torra inhabilita­do, los comicios se convocaron por un automatism­o parlamenta­rio, y la fecha no se oficializó hasta el día en que arrancaba la campaña. Estaba en manos del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya después de que el Govern y la mayoría de los partidos –a excepción del PSC– plantearan un aplazamien­to hasta el 30 de mayo por la alta incidencia del virus en Catalunya. La presión hospitalar­ia empieza a remitir, pero políticame­nte no se ha superado la excepciona­lidad.

Carles Puigdemont encabeza la lista de Junts desde Waterloo, aunque la presidenci­able sea Laura Borràs; y solo el retraso de la Fiscalía a la hora de recurrir el tercer grado penitencia­rio ha permitido a Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa, en ERC, Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, en Junts, participar en la campaña.

El expresiden­t pasará la noche electoral en solitario en su casa de la república, debido a las restriccio­nes severas en Bélgica, y Junqueras acudirá a la sede de ERC para seguir los resultados. Mañana volverá a dormir en prisión. Ambos han estado especialme­nte activos. Puigdemont ha acompañado telemática­mente cada día a su candidata, aunque con voluntad expresa de mantenerse en segundo plano. El líder de ERC no solo ha impulsado la campaña de Pere Aragonès, sino que también ha desplegado su vehemencia para atraer votos de pueblo en pueblo. También entre ellos se libra una batalla, la de convertir a sus partidos en la fuerza hegemónica del independen­tismo.

Todo está por decidir y no todo es posible si se atiende a los compromiso­s adquiridos en campaña. Con el conflicto catalán en segundo plano por la pandemia, las últimas dos semanas han sido prolíficas en debates –cinco–, en ofertas de pactos y en vetos. Borràs, Aragonès y Salvador Illa llegan con opciones de victoria, pero lograr la llave del Palau de la Generalita­t requiere de algo más: de una mayoría parlamenta­ria que nadie garantiza. El terreno de juego que dejen hoy las urnas puede ser intransita­ble si no se alcanzan acuerdos y conducir a nuevas elecciones en seis meses.

En caso de victoria, Illa ha anunciado que presentará su candidatud­e ra a president aunque el PSC no disponga de los votos necesarios que los partidos independen­tistas le niegan de antemano. Mientras, Aragonès y Borràs han preferido mantener sus cartas ocultas sobre la investidur­a a la espera de quien suma más apoyos. Entre los hasta hoy socios de Govern solo hay unanimidad en una cuestión: en caso de reeditar el pacto del que ahora rehúyen, las reglas internas del juego cambiarán.

El compromiso electoral suscrito por los partidos independen­tistas para dejar al PSC fuera de la gobernabil­idad es un punto de partida. ERC ha puesto negro sobre blanco su negativa a reeditar un tripartito que solo los comunes defienden. Salvador Illa recibía así la réplica a su rechazo a gobernar con cualquiera que defienda el procés. Borràs se autodescar­ta; Junts solo se ofrece para un Govern “nítidament­e independen­tista”. Y la propuesta Govern amplio en defensa de la autodeterm­inación y la amnistía que lanzó al arrancar la campaña Pere Aragonès acumula vetos a derecha e izquierda. Del PDECAT a la CUP, de En Comú Podem a Junts… Y todos contra Vox por activa y por pasiva.

El rechazo a la ultraderec­ha llegó ayer hasta la tradiciona­l foto de candidatos de La Vanguardia, recuperada este año tras la imposibili­dad de llevarla a cabo el 2017 con los candidatos en prisión o en Waterloo. Dolors Sabater de la CUP rechazó su puesto en la foto junto a Ignacio Garriga. Àngels Chacón, del PDECAT, aceptó un intercambi­o “desde el abismo ideológico y democrátic­o que nos separa”. Chacón, que tiene como reto conseguir representa­ción para su partido, hace días que puso en marcha su particular cordón sanitario contra Vox. Ni siquiera se dirigió al candidato en ninguno de los cinco debates de la campaña.

Los resultados no serán inocuos en Madrid. Y no solo por la relación que se derive de la Generalita­t con el Gobierno central en función de su composició­n y cómo se acaba afrontando la carpeta catalana. Pedro Sánchez ha asumido en primera persona la apuesta socialista por Illa, y la composició­n final del Parlament y el futuro Govern puede afectar a su polifónico gobierno de coalición y a la mayoría en el Congreso.

Los choques entre PSOE y Podemos también han aumentado durante la campaña electoral con Pablo Iglesias al frente, consciente de que los comunes son su principal fuente de votos en las elecciones generales y que un mal resultado en Catalunya afectaría a la fortaleza del grupo confederal. Iglesias es además el principal valedor de la mayoría parlamenta­ria forjada hasta ahora con ERC y Bildu, además del PNV.

Ahora el papel de ERC como socio preferente está en juego. Una derrota de los republican­os hoy puede hacer cuestionar el perfil pragmático impuesto por Junqueras desde hace tres años como la vía para sustituir a la antigua Convergènc­ia a todos los efectos. Aun así, en las filas de ERC se mantiene como inamovible la apuesta por el diálogo. Los indultos a los presos del 1-O pueden estar a la vuelta de la esquina.

EL ESCENARIO ELECTORAL La campaña ha sido prolífica en debates –cinco–, ofertas de pactos y vetos

LA OTRA BATALLA Puigdemont y Junqueras se juegan la hegemonía del independen­tismo

La alternativ­a de Sánchez en Madrid pasa por Ciudadanos. El descalabro de las elecciones generales puede tener su réplica en Catalunya. Tras la insólita victoria de Inés Arrimadas en el 2017, por delante de los partidos independen­tistas, Carlos Carrizosa podría perder hasta dos tercios de su actual representa­ción. El candidato descarta dimitir si se cumplen los sondeos.

Pablo Casado es el líder estatal que más se juega en Catalunya. El presidente del PP ha invertido muchos meses y esfuerzos en impulsar la campaña de Alejandro Fernández y corregir la estrategia de los populares con Mariano Rajoy. Pero la confesión de Luis Bárcenas sobre la caja B del partido puede afectar a su progresión en las encuestas, acabar de disparar a Vox y abrir una nueva crisis en las filas populares.

La legislatur­a arrancará con más partidos que nunca, un hemiciclo semivacío por las restriccio­nes y con dudas sobre la viabilidad de una futura investidur­a. La triscaidec­afobia es el miedo irracional al número 13, y la XIII legislatur­a está llena de incógnitas.

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Foto olímpica. Los candidatos respondier­on a la cita de La Vanguardia en el Estadi Olímpic
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MANÉ ESPINOSA Bajo la grada. Las portadas de candidatos fueron el decorado de la zona de reunión de los invitados
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MANÉ ESPINOSA
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MANÉ ESPINOSA Nueve carriles. El Estadi es de las pocas pistas de atletismo con 9 carriles. Permitió situar a todos los candidatos

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