Un clásico en San Valentín
El Barça derrota al Baskonia y jugará la final ante el Madrid el día de los enamorados
Quien apostó que una Copa del Rey sin público le haría perder su condición de competición única y apasionante mejor que no pise un casino. No podía estar más equivocado. Un año, once meses y 362 días después, el Barça y el Real Madrid volverán a disputar una final de Copa en el Wizink Center. Mismo escenario, mismos contendientes. Lo que resultd difícil de imaginar es que vaya a tener el mismo polémico final que entonces, cuyos ecos aún duran hoy en día, especialmente en la capital. Pero por si todo esto no fuera suficiente, los románticos podrán disfrutar de un clásico apasionante el día de San Valentín. Una jornada redonda.
No ha sido precisamente un camino de rosas el del Barça hasta la gran final. Eso sí, tras los apuros vividos ante el Unicaja en los cuartos, prórroga incluida, el equipo de Jasikevicius ofreció ayer una versión colectiva muy mejorada ante el temible Baskonia en semifinales, que le valió para despejar fantasmas. El lituano, que ayer cumplió 50 partidos en el banquillo blaugrana, tendrá esta tarde la oportunidad de sumar su primer título en esta nueva etapa en el banquillo del Palau. Hacerlo contra el Madrid y en la calle Goya no puede resultar más motivador.
La buena versión ofrecida por el Baskonia ante la Penya y el esfuerzo extenuante realizado por el Barça ante el Unicaja habían puesto al ejército blaugrana en alerta, con el cansancio como segundo gran rival tras las hordas de Ivanovic. Pero si el vitoriano es un equipo muy físico con una rotación muy amplia, el Barça tiró de galones y no rehuyó la batalla. La semifinal fue un duelo de aquellos que cansan hasta al espectador, sin tiempo para respirar, con una intensidad brutal en las dos partes de la pista. Un escenario en el que el Barça navegó como nadie. Le gustan este tipo de partidos a Jasikevicius, y sus jugadores empiezan a saber jugarlos como él quiere.
La defensa blaugrana fue una roca durante toda la tarde, y el Baskonia no paró de chocar una y otra vez contra ella. Solo el mago Henry era capaz de encontrar algún punto débil, brutal de nuevo su exhibición en el manejo del balón. El Barça secó a su rival en 12 puntos en el primer cuarto y 10 de ellos fueron obra del jugador de West Virginia. No era buena señal para Ivanovic contar con una sola arma para derribar el muro blaugrana.
El equipo de Jasikevicius mejoró aún más sus prestaciones en el segundo cuarto, en el que fue adueñándose del marcador cada vez con más autoridad. A base de triples, el último de Hanga sobre la bocina, logró irse a vestuarios con la máxima ventaja hasta ese momento (38-27). Una buena línea que continuó tras el descanso. Higgins, que definitivamente ha dado un paso adelante en materia de liderazgo, iba haciendo más grande la herida baskonista. El rebote era otra de las claves, con un dominio descomunal por parte blaugrana, que acabó el duelo con 45 capturas por 27 de su rival. Solo Jekiri parecía plantar batalla y permitía al Baskonia agarrarse al partido casi a la desesperada.
El último cuarto comenzó con un triple de Abrines que situó el 67-47 a nueve minutos para el final. El triunfo parecía atado y bien atado. No era así. El Barça decidió no faltar a su cita con la emoción y volvió a largarse del partido durante unos minutos. Los seis que tardó Baskonia, con un inspirado Vildoza, en endosarle un 2-18 que situó un peligroso 69-65 en los cuatro luminosos del Wizink.
Jasikevicius, rojo de enfado, solicitó un tiempo muerto que curó los males de su equipo. Mirotic asumió el mando entonces y selló el triunfo, encargando un clásico para San Valentín. El morbo está servido.
GRAN RESPUESTA
Los blaugrana no acusaron el cansancio y exhibieron una defensa extraordinaria ante los vascos
OTRA DESCONEXIÓN
La única nota negativa llegó en el último cuarto, en el que un parcial de 2-18 puso en peligro el triunfo