La Vanguardia

El PSG pone hoy a prueba la buena forma del Barça

El técnico transmite ambición a su equipo ante la llegada del poderoso PSG

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Koeman, el Barça y la Copa de Europa siempre convergerá­n en el mágico 20 de mayo de 1992 en Wembley. Cuando el entonces líbero holandés se disponía a armar la pierna el club, pese a su nutrida afición y a su fama, no disponía de ningún título de la máxima competició­n continenta­l. Eso sí que era presión. En la actualidad en sus vitrinas lucen cinco Champions. Koeman inició el camino con aquel tiro libre y Koeman recogió las cenizas de un equipo roto el pasado mes de agosto. De esas cenizas ha surgido un fuego que no se sabe hasta dónde prenderá. A esa llama y a la historia se aferra el holandés para encarar sin complejos la eliminator­ia de octavos de final de la Champions que arranca esta nomite che en el Camp Nou. El visitante es el PSG, sin Neymar, pero poderoso y con Mbappé. ¿Respeto? Todo. ¿Miedo? Ninguno.

Koeman no carga en su chepa con la mochila del 2-8 de Lisboa, ni con los cuatro aguijonazo­s de Anfield ni con la pasmosa eliminació­n de Roma. Ha construido desde los escombros y su edificio tiene cada vez más plantas. Dispone bajo su manto de un conjunto con evidentes limitacion­es pero también con mucho entusiasmo. El que transra el propio entrenador, que interpreta su trabajo como algo más que un simple cargo profesiona­l de categoría. Koeman siente el Barça como algo propio, lo vive y lo difunde.

Hasta el punto de que defiende que desde que el sorteo emparejara en diciembre al Barça con el PSG él dice que será un cruce igualado, mientras la mayoría se iba decantando por descartar prácticame­nte a sus futbolista­s. “Creo en mi equipo, creo en mis jugadores, hemos mejorado en nuestro juego y en nuestros resultados. Por nuestra historia y por nuestro momento actual hemos de ser ambiciosos. Será una eliminator­ia durísima pero tenemos muchísima ilusión”, se lanzó Koeman.

Sin perder un realismo que le llevó a admitir hace solo unas semanas que su conjunto “no estaba pale ganar muchas cosas”, el holandés vino a decir algo así como “ojo, que somos el Barça”, de la misma manera que el lema de su rival es Ici, c’est Paris (Esto es París).

Si después el conjunto francés se lleva el gato al agua pues ya vendrán los análisis pero Koeman no entrega la cuchara de antemano. “No veo que haya otros equipos mucho mejores que el Barça. Todavía tenemos jugadores fantástico­s y podemos ganarle a cualquiera”, añadió un Koeman que no está de acuerdo en que a su conjunto le falte dar un salto para imponerse en los partidos grandes. “Incluso ante el Madrid, el Atlético y el Sevilla (tres derrotas) tuvimos las mejores ocasiones aunque no se dieron los resultados”.

Si en algo se fundamenta el fuego de Koeman es en la presencia de un Messi al que ve fino y con la puntería certera. Febril justo en el momento en que le toca medirse a uno de sus pretendien­tes para el futuro inmediato, un PSG cuya maquinaria mediática solo ha hecho que alimentar las especulaci­ones ante un posible reclutamie­nto del argentino. “Messi es jugador del Barça y tengo muchísimas esperanzas de que se quede”, sentenció el entrenador blaugrana, que espera la mejor versión de su estrella. A nadie se escapa y a él tampoco que en la decisión definitiva de Messi pesará la dimensión del proyecto deportivo del Barcelona, en especial para competir en el continente. Si el PSG arrolla a los barcelonis­tas la mirada del rosarino puede dirigirse más a otros lares como París. Allí le esperaría el ahora lesionado Neymar, baja al igual que Di María, y quién sabe si Mbappé, que todavía no ha renovado pero que hoy debe ser la principal amenaza para la diezmada defensa barcelonis­ta.

Los blaugrana no podrán contar con Araújo y su técnico apurará las opciones para intentar incluir en la lista de convocados a Piqué, pero juegue quien juegue resultará fundamenta­l el orden colectivo. Pensar con la pelota para no romperse sin la misma. Tratar de dominar el juego de posesión pero también el de posición, ese que es más difícil de interpreta­r. “Cuando tengamos el balón hemos de estar bien organizado­s para cuando lo perdamos”, especificó Koeman como una fórmula para intentar desactivar las galopadas de Mbappé. Este no es el Barça de las delicias pero tampoco daba casi nadie un duro por sus posibilida­des antes de lo que en Francia etiquetaro­n como “la remuntada”. Sí, el 6-1 del 2017. El reencuentr­o promete.

Messi es jugador del Barça y tengo muchísimas esperanzas de que siga como jugador del Barça”

Creo en mi equipo y en mis jugadores, no veo que haya otros equipos mucho mejores”

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ÀLEX GARCIA Ronald Koeman vocifera a sus futbolista­s, con Messi, Dest y De Jong en primer plano

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