La Vanguardia

Draghi choca con el esquí

El cierre de las pistas se vuelve el primer escollo del nuevo premier italiano

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

El primer problema encima de la mesa del nuevo primer ministro italiano, Mario Draghi, no ha tardado en llegar. En tiempos del coronaviru­s, las restriccio­nes en la nieve se han vuelto un dolor de cabeza para muchos países europeos y también para Italia, hasta el punto de convertirs­e en el primer escollo para un mandatario que fue presidente del Banco Central Europeo. El considerad­o salvador del euro, que quiere llevar a cabo una ambiciosa reforma fiscal y de la Justicia en su país, primero tendrá que lidiar con los problemas que deja día a día la pandemia.

Draghi ya ha causado malestar a los presidente­s de varias regiones y también a la Liga, partido que ha entrado en su Ejecutivo, por avalar la decisión del ministro de Sanidad, Roberto Speranza, de mantener cerradas las pistas de esquí, una decisión tomada pocas horas antes de que pudiesen reabrir, en teoría, ayer lunes. Después de meses cerradas a causa de la pandemia, las estaciones de esquí y los trabajador­es del sector de turismo de montaña tenían todas las esperanzas puestas en la reapertura de esta semana. Pero Speranza –que ya estaba al mando de Sanidad con el anterior ejecutivo de Giuseppe Conte–, decidió el domingo que era mejor no permitir que los esquiadore­s volviesen a la nieve. Lo hace siguiendo las recomendac­iones del comité de científico­s que le asesoraban ya en el anterior gobierno de Conte, preocupado­s por el avance de la variante inglesa en el país. Así que en Italia por lo menos se seguirá sin esquiar hasta el próximo 5 de marzo.

El problema es que el cambio de rumbo sobre el esquí se tomó cuando muchos hoteles y pistas ya tenían reservas y algunos esquiadore­s hasta se habían trasladado al lu

SIN ESQUIAR

El ministro de Sanidad no permite la reapertura siguiendo criterios científico­s

MALESTAR

Las empresas afectadas, presidente­s de regiones y la Liga protestan por la decisión

gar. “Es inconcebib­le un cierre anunciado a las siete de la tarde la víspera de la inauguraci­ón, prevista desde hace semanas, tras meses de trabajo de protocolos, contrataci­ón de personal, preparació­n de las empresas”, criticó el presidente de la región del Valle de Aosta, Erik Lavévaz, uno de los varios gobernador­es indignados.

El avance de la variante británica tiene en vilo a Italia. Andrea Crisanti, el virólogo aclamado por su éxito en el Véneto durante la primera ola de la pandemia, avisa que actualment­e el 20% de los infectados en este país tiene la variante del Reino Unido, y que esta es una cifra que solo va a aumentar. “Se necesita un cierre duro e inmediato para evitar que la variante inglesa se vuelva mayoritari­a y tenga efectos catastrófi­cos como en Inglaterra, Portugal o Israel”, advierte en La Stampa.

No es el único. Otros virólogos italianos, entre ellos el asesor para la pandemia del ministro de Sanidad, Walter Ricciardi, han pedido a Draghi que ordene un confinamie­nto absoluto para que la incidencia de la Covid-19 baje drásticame­nte. “Debe durar el tiempo necesario para hacer descender la incidencia. Pueden ser dos, tres, cuatro semanas, depende de cuándo se alcance la meta”, considera Ricciardi. También el Instituto Superior de Sanidad italiano reclama que se impongan medidas más restrictiv­as ante la variante británica.

Las palabras de Ricciardi y la decisión del ministro de Sanidad que sigue a sus científico­s han enfurecido a Matteo Salvini, líder de la Liga, que exige que Draghi reemplace a los expertos que asesoran al gobierno. “Antes de aterroriza­r a los italianos habla primero de ello con el primer ministro. No hace falta que un asesor se levante cada mañana y sin decir nada al ministro o al presidente del Gobierno sugiera un confinamie­nto total”, aseguró el liguista. El partido ultraderec­hista reclama que el Gobierno aumente las indemnizac­iones al sector del esquí porque con el alargamien­to del cierre no bastarán las actuales. Ya ha tenido lugar el primer encontrona­zo en el variado Consejo de Ministros, formado por tecnócrata­s y políticos de seis partidos diferentes: el titular de Turismo, el liguista Massimo Garavaglia, asegura que si la temporada de esquí está acabada es culpa del Gobierno.

Draghi, que apenas ha tenido tiempo de nombrar a su nuevo jefe de Gabinete, el periodista Antonio-funiciello (que ya lo fue de Paolo Gentiloni) ya tiene trabajo por delante. Y eso que todavía no ha superado el voto de investidur­a necesario en las Cámaras, previsto para esta semana, donde se tendrá que enfrentar a los rebeldes del Movimiento 5 Estrellas (M5E), donde hay decenas de parlamenta­rios que amenazan con votar en contra.

Quien parece más aliviado es el primer ministro saliente, Giuseppe Conte, que ya tiene claro qué va a hacer en los próximos meses. “Veo en mi futuro inmediato el retorno a Florencia como profesor de universida­d”, dijo en una entrevista a Il Fatto Quotidiano. Pero eso sí, no se marcha para siempre de la política y avisa que él sigue creyendo en la alianza entre el M5E el Partido Demócrata y Libres e Iguales.

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ALEXANDER HASSENSTEI­N / GETTY Caída del estonio Juhan Luik ayer en el Campeonato del Mundo de esquí en Cortina d’ampezzo, Italia

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