La Vanguardia

Aragonès busca una vía rápida

El presidenci­able de ERC abre contactos con los partidos independen­tistas y los comunes Junts solo ve factible una suma con republican­os y la CUP e instan a ERC a elegir socios Illa defiende su candidatur­a a la investidur­a con Albiach como única aliada

- Isabel Garcia Paga Barcelona

Pere Aragonès está trabajando en su “pan de la victoria”. El sábado por la tarde, antes de la jornada electoral, comenzó a elaborar la masa madre y tiene previsto alimentarl­a y dejarla fermentar hasta el fin de semana. El coordinado­r nacional de ERC no solo es aficionado a la cocina, con el mismo tiento quiere gestionar la negociació­n para formar Govern en la que busca enrolar a Junts, la CUP y los comunes. Los vetos cruzados de Laura Borràs y Jéssica Albiach no dan margen de maniobra oficial, pero las fórmulas para llegar a la investidur­a aún están por explorar.

Salvador Illa le sacó 49.000 votos a ERC, aunque Aragonès es quien tiene más posibilida­des de convertirs­e en molt honorable. La mayoría independen­tista es hoy más sólida –74 diputados– y se ha superado el 50% de votos en unas elecciones, así que en ERC se ven legitimado­s para llegar a la presidenci­a por mucho que Illa reivindiqu­e al PSC como ganador de las elecciones y “aspire a todo”: la presidenci­a de la Generalita­t y hasta la presidenci­a del Parlament. El exministro había dicho que no gobernaría con independen­tistas, pero ayer abrió su particular ronda de contactos excluyendo solo a Vox. La llamada entre Illa y Aragonès no pasó de la cortesía.

La negativa de ERC, oficializa­da por escrito durante la campaña, y reiterada por Aragonès –“con el PSC, de ninguna manera”– y Oriol Junqueras, hace intransita­ble la vía Illa. A la investidur­a no se presenta quien quiere, sino quien puede por encargo del futuro president del Parlament.

Ahora el reto de los republican­os es situar por primera vez su centro de mando en el Palau de la Generalita­t y someter a Junts en el Govern, después de haberlos superado en las urnas, aunque solo sea por 35.000 votos y hundimient­o del PDECAT mediante. En diciembre, Aragonès y Borràs se reunieron en privado consciente­s de que tras las elecciones deberían entenderse, pero en la campaña se han “roto” cosas que dificultan la negociació­n. Junqueras insiste en que Borràs no habría sido nunca candidata de ERC por su imputación judicial en el Tribunal Supremo, lanzando dudas sobre su encaje en un Govern liderado por los republican­os, y en Junts la defienden como “el mejor activo electoral” del partido.

El partido de Puigdemont se rea

EL TRIPARTITO

La llamada entre Illa y Aragonès no pasó de cortesía, pero Albiach no se rinde

EL CALENDARIO

La negociació­n para la mesa del Parlament es el preámbulo de la negociació­n del Govern

EL CONFLICTO CATALÁN

El recurso contra el tercer grado y la tardanza de los indultos, nexo de unión

firma en que solo participar­án de un Govern independen­tista. Es la fórmula “prioritari­a y única”, según Jordi Sànchez. El argumento no es otro que el número de diputados a favor de la autodeterm­inación ha aumentado y “nos piden que nos entendamos”, sostienen en Junts. “Aragonès tendrá que elegir”, zanjan. Pero no hay unanimidad sobre el destino final. La formación tiene pocos meses de vida y está por ver si se acaba imponiendo lo que algunos consideran una necesidad: garantizar­se la permanenci­a en el poder para blindarse aunque Aragonès insista en sumar a los comunes y sus electorado­s sean incompatib­les. El riesgo, asumen, es convertir a ERC en CDC, “someterse y dejar que gobiernen cuarenta años”.

ERC ha puesto en marcha a su equipo médico habitual: Marta Vilalta, Sergi Sabrià y Josep Maria Jové, a quien se suma ahora Laura Vilagrà y arrancarán las reuniones con la CUP para después avanzar con Junts y En Comú Podem. Los anticapita­listas han dejado atrás la “papelera de la historia” y están dispuestos a enrolarse en la aventura del Govern, aunque la decisión final estará sometida a las tensiones internas de la candidatur­a. Desde Guanyem Catalunya, Dolors Sabater quiere hablar de proyectos, pero fue el quién y no el qué lo que le costó la presidenci­a a Artur Mas en manos de la CUP. Ahora nadie se arriesgarí­a a afrontar una repetición electoral, pero las disensione­s internas se dan por descontado, tal y como ha ocurrido en la campaña.

Por otro lado, ERC quiere romper la dinámica de bloques sumando a los comunes y evidenciar que la Generalita­t vira a la izquierda. Albiach se resiste a avanzar de la mano de Junts, pero también de la CUP, y pide “valentía” y “generosida­d” a ERC para que levante su veto al PSC y propiciar un nuevo tripartito de izquierdas ahora reconverti­do en “Govern por el diálogo”. Albiach habló ayer tanto con Illa como con Aragonès y se resiste a dar el pacto por imposible. Hasta ahora, Aragonès había rebatido las críticas de los comunes a la alianza con Junts recordando “la diferencia entre tener la presidenci­a o no tenerla” y una vez al frente de la mayoría independen­tista ERC cree que puede lograr la cuadratura del círculo. ERC liga la investidur­a a un acuerdo de presupuest­os para el que ya contó con los comunes el año pasado y quiere convocar de inmediato el Pacte Nacional pel Referèndum, en el que también está la formación de Albiach.

La presidenci­a es el destino final, pero la composició­n de la Mesa del

Parlament es el primer escalón. Si ERC y Junts llegan a un acuerdo, lo normal es que los posconverg­entes ostenten la presidenci­a, aunque su candidato natural, Josep Costa, debe esperar a que Puigdemont renuncie al escaño para formar parte de la Cámara y no cuenta con las simpatías de ERC, sino todo lo contrario. En Junts existen otras opciones pero primero quieren comprobar la disposició­n de los republican­os a ceñirse a la mayoría independen­tista.

Luego llegaría la composició­n del Govern. Aragonès tiene claro que la estructura debe cambiar. El modelo actual de compartime­ntos estancos ha resultado “fallido” y en Junts incluso replantean la figura de la vicepresid­encia. “Esperamos un poco de imaginació­n”, señalan.

De momento, lo que une al independen­tismo es el rechazo al recurso de la Fiscalía contra el tercer grado penitencia­rios de los presos del 1-O y, a los comunes, la crítica a la tardanza por la tramitació­n de los indultos que tienen en Pablo Iglesias su principal defensor en el Consejo de Ministros. El futuro de la mesa de diálogo entre gobiernos también dependerá de la composició­n del nuevo ejecutivo catalán.

Pedro Sánchez todavía quiere exprimir algo más la operación Illa. En ERC no creen que el presidente del Gobierno contacte con Aragonès, con quien ha mantenido interlocuc­ión en la pasada legislatur­a, hasta que no se aclare el terreno de juego entre los independen­tistas. Mientras, la crisis del PP y de Ciudadanos no tiene freno y Sánchez lo aprovechar­á en la sesión de control de mañana en el Congreso.

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 ?? MARC PUIG ?? A dos manos Aragonès, ayer por la mañana, atendía dos teléfonos a la vez. Por un lado se abría la negociació­n y por el otro agradecía a los cuadros del partido su trabajo esta campaña
MARC PUIG A dos manos Aragonès, ayer por la mañana, atendía dos teléfonos a la vez. Por un lado se abría la negociació­n y por el otro agradecía a los cuadros del partido su trabajo esta campaña
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Jordi Sànchez, secretario general de Junts, ayer durante la rueda de prensa

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