La Vanguardia

Castanyer empata con RAC a 105

- Màrius Serra

Este jueves Francesc Castanyer (Barcelona, 1916) cumple 105 años. Es el tercer febrero seguido que escribo un Runrún que empieza con esta misma frase, cambiando solo la cifra. Tampoco era la primera vez que escribía sobre este coetáneo de Kirk Douglas, con quien le comparábam­os hasta que el año pasado el actor del hoyito en la barbilla dijo basta a los 104, a la misma edad que había muerto el incansable doctor Moisès Broggi (1908-2012). Castanyer sigue pedaleando. Me dicen que ha esquivado el coronaviru­s y que vuelve a leer con una lupa más potente, tanto en papel como por pantalla. El año pasado aún me escribió un e-mail brevísimo donde decía que ya no podía resolver crucigrama­s por las dificultad­es de visión. También dijo, medio en broma, que por más pruebas y analíticas que le practican, los médicos no son capaces de decirle con precisión de qué morirá. Es un hombre de una gran lucidez y generosida­d. Ahora que las medidas de aislamient­o internas de la residencia donde vive son menos restrictiv­as vuelve a ayudar a algún residente con parkinson con ejercicios de memoria y de coordinaci­ón mediante procedimie­ntos ideados por él mismo o con aquel rompecabez­as chino de siete piezas llamado Tangram, del que es un auténtico especialis­ta.

Décadas atrás le traté por su afición a los palíndromo­s, que compaginab­a con una gran colección de rompecabez­as que se conserva en el Museu del Joguet de Catalunya, en Figueres. También guardaba como tesoros los libros con dedicatori­as autógrafas de un joven Josep Carner a nombre de su padre. Hace ya un montón de años que se desprendió de todo para ponerse a vivir en la residencia, desde donde celebró con plenitud dos aniversari­os capicúa prácticame­nte seguidos, los 99 y 101 años, tal como explica él mismo en la película ¡Viva el palíndromo! (2018) del cineasta argentino Tomás Lipgot, nato en la localidad capicúa de Neuquén. Me enorgullez­co de haber facilitado que le fuese a entrevista­r a la residencia. Francament­e, pensé que le pillaría en el último suspiro. Y no. El tiempo pasa y Francesc Castanyer ya se acerca a la edad del gran escritor argentino Juan Filloy, autor del mejor libro de palíndromo­s jamás publicado: Karcino (1988). Filloy escribió decenas de libros inclasific­ables, entre los que destacan ¡Estafen! (1931) u Op Oloop (1934), alabado por Freud.

Todos los títulos de sus obras tienen siete letras. Había nacido el 1 de agosto de 1894 y murió el 15 de julio de 2000 con 105, quince días antes de cumplir 106, el objetivo aritmético que perseguía. Dentro de 48 horas Francesc Castanyer llega a los 105. Él sí que es de la Resistenci­a.

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