La Vanguardia

Cuando se visualizan los hitos

Serena Williams bate a Halep y se planta a dos victorias del récord de Margaret Court

- SERGIO HEREDIA

Esta es la realidad.

En su larga carrera, Serena Williams (39) ha visto cómo se difuminaba­n Jennifer Capriati, Monica Seles, Maria Sharapova o su propia hermana mayor, Venus Williams, hoy una caricatura de sí misma.

La hemos visto ser madre, derrumbars­e, romperse un tobillo, lucir fuera de forma, ganar títulos del Grand Slam en la infancia de este siglo, antes de que cobrara fuerza el huracán Nadal, atascarse a las puertas de un hito, los 24 grandes de Margaret Court, y volver a intentarlo.

Y aquí sigue, como el dinosaurio de Monterroso.

Serena Williams tiene 23 grandes. Son tres más que el récord masculino, los 20 grandes que comparten Federer y Nadal (el balear se mide hoy a Stéfanos Tsitsipás en cuartos). Pero eso no le basta: a Serena Williams no le basta con verse por encima de los dos iconos del tenis contemporá­neo.

Así que pelea.

Y no será por no haberlo intentado.

Serena Williams acaricia el hito desde hace cuatro años. En enero de 2017 se adjudicaba su último grande, precisamen­te el Open de Australia. Su 23.º Grand Slam.

Entonces, de forma unánime, se decía:

–Ya tiene a Margaret Court.

Pero no.

Aún no la tiene.

Desde aquel 2017, Serena Williams ha perdido cuatro finales del Grand Slam, una de ellas ante Simona Halep –en Wimbledon 2019–, su rival de ayer en cuartos, uno de los ogros del tenis actual.

“Tenísticam­ente, ese había sido uno de los mejores días de mi vida”, admitía ayer Halep, acaso nostálgica, recordando su éxito sobre la alfombra verde de Londres, ahora emborronad­o: ayer tuvo escasas opciones de repetirlo, al ceder por un doble 6-3. “Honestamen­te, cuando miro este partido en Melbourne en perspectiv­a, tengo la sensación de que tampoco he estado tan lejos de ganarlo”, decía Halep ahora.

Y no le faltaba razón. Serena Williams firmó un duelo de ida y vuelta. Lo hizo al sobreponer­se a los momentos complicado­s, mostrando un estado excepciona­l de forma física y ampliando su abanico de recursos.

Ya no es solo una pegadora.

Si le falla el drive –y por momentos le falló: cometió 33 errores no forzados–, entonces se refugia en un plan defensivo, lo nunca visto en otros tiempos, cuando se empeñaba en seguir golpeando duro incluso cuando la bola no entraba.

“Me di cuenta de que estaba cometiendo demasiados errores en aquellos juegos que se me habían escapado y me dije: ‘creo que puedo

EL RETO DE NADAL

El balear, rival de Tsitsipás, se halla a tres pasos de desempatar con Federer: ambos tienen 20 grandes

hacerlo mejor’”, contaba Serena Williams, ahora a dos victorias del hito de Court.

“Y seguía diciéndome: ‘Aguanta, sigue jugando’. Y eso es lo que hice”, seguía Williams, cuyo tenis tocó todos los palos: alargó los puntos cuando le tocaba defenderse y viró la dirección del juego cuando Halep la agobiaba.

“Serena se está moviendo mejor que nunca en los últimos tres años; hacía tiempo que no la veía así”, dijo su entrenador, Patrick Mouratoglo­u.

Despachada Halep, el recorrido no se le ha allanado. En su horizonte aparece Naomi Osaka, icono del deporte japonés, la misma que le había cortado el paso a los 24 grandes al superarla en la final del US Open de 2018 y que ahora acumula 19 partidos invicta.

“Bueno, ella es Serena. Y cuando la veo del otro lado de la pista, me siento realmente intimidada” dijo Osaka ayer. Había pasado un día en la oficina: ganadora de tres grandes, no tuvo problemas ante la taiwanesa Hsieh (doble 6-2), superada por las circunstan­cias a estas alturas de un Grand Slam.

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DAVE HUNT / EFE Serena Williams, ayer en Melbourne

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