San Marino opta por la Sputnik tras quedarse sin acceso a otros fármacos
La pequeña República de San Marino ha decidido vacunar a parte de sus 33.000 ciudadanos con la vacuna desarrollada en Rusia, Sputnik V, después de tener problemas para acceder a otros fármacos contra el coronavirus. Como no forma parte de la UE, este pequeño territorio enclavado en Italia no tiene acceso a las vacunas reservadas por el club comunitario, pero tampoco está sujeto a las regulaciones de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que todavía no ha autorizado la vacuna desarrollada por el instituto estatal ruso Gamaleya.
El Gobierno de la república más antigua del mundo ha explicado que su autorización les permitirá recibir ya en los próximos días las primeras 7.500 dosis. Hasta el momento ningún ciudadano en San Marino se ha vacunado, ni siquiera los sanitarios, puesto que no han podido llegar a acceder a los fármacos ya distribuidos en la UE fabricados por Pfizer, Moderna o Astrazeneca. En un mes recibirán un segundo paquete de vacunas.
“La batalla contra el coronavirus –argumentó el secretario de Estado para Exteriores (el primer ministro de facto), Luca Beccari– no debe tener ninguna connotación geopolítica y no debe entender de fronteras”.
Fuentes del Gobierno de San Marino
han contado a La Vanguardia que el microestado había firmado un acuerdo con Italia similar al protocolo entre Andorra y España, e Italia debía enviar una cierta cantidad de vacunas aprobadas por la EMA. Pero, debido a los retrasos en la distribución en toda Europa, “nunca han llegado”.
Por este motivo las autoridades de San Marino decidieron dar vía libre a su plan B: comprar la vacuna rusa. “Hemos trabajado duramente para superar las dificultadas encontradas en el aprovisionamiento”, dijo el secretario de Estado (ministro) para la Sanidad sanmarinense, Roberto Ciavatta, que asegura que junto a las dosis previstas por el acuerdo con Italia permitirán poner a salvo la población del microestado en el menor tiempo posible.
Rusia se anotó un tanto cuando la prestigiosa revista científica The Lancet despejó las dudas sobre la seguridad de la Sputnik, con una eficacia del 91,6%. Otros países como Serbia o Hungría también han reservado sus dosis. San Marino ya había tenido fricciones durante la pandemia por sus diferentes normas ante el virus respecto a Italia. Como no forman parte de la UE, sostienen sus gobernantes, no tienen acceso a las ayudas europeas y por lo tanto decidieron no impedir que sus bares, restaurantes o negocios continuasen abiertos porque no podían hacer frente a las indemnizaciones.