La Vanguardia

El jardín de las maravillas

El archivo municipal de Horta preserva las instantáne­as del zoo particular de Martí-codolar, germen del equipamien­to de la Ciutadella

- RAÚL MONTILLA

El día de la Mercè de 1892 el jardín Zoológico de Barcelona abrió sus puertas en la Ciutadella. El Ayuntamien­to había comprado los animales, entre ellos al famoso elefante el Avi, al banquero y empresario Lluís Martí-codolar por unas 30.000 pesetas (unos 180 euros). Hasta poco antes, habían habitado en el jardín particular del burgués de su finca de Horta, la Granja Vella, tal y como atestiguan las fotos familiares que forman parte del fondo del Archivo Municipal del distrito. Instantáne­as que permiten viajar a cuando el zoo de Barcelona no estaba en la ribera, sino en la vecina población de Sant Joan d’horta (no se anexionó hasta el 1904), concretame­nte en los jardines de un palacete en donde ahora está el seminario de los salesianos.

“Fue una de las primeras coleccione­s de animales de Europa, algo totalmente novedoso. Era un símbolo de poder que después tuvo que vender por necesidade­s económicas”, explica Carlota Giménez, miembro del Grup d’estudis El Pou de Horta-guinardó.

Lluís Martí-codolar heredó la finca de su padre, Joaquim Martí i Codolar, que a su vez la había heredado de su tío Isidre Anglada. Lluís Martí-codolar (pidió unir sus dos apellidos casi por una cuestión de márketing: Martí, a secas, era un apellido demasiado común y se lo aceptaron), hizo enorme el imperio más que respetable de su padre, convirtién­dose en uno de los fundadores de la Cambra de Comerç, el Banco Hispano Colonial o la Sociedad General de Teléfonos, más allá de ser consejero, por ejemplo, de diferentes empresas de ferrocarri­les. “La finca, que había sido propiedad de los Jerónimos, funcionó también como una granja con vacas, gallinas y tuvo también una explotació­n agrícola”, apunta Carlota Giménez. Y para el recreo de su propietari­o y el de sus visitantes, también acogió su particular zoo, que llegó a tener 163 ejemplares.

Primero fueron los patos y los cisnes, pero también ocas de Egipto, pelicanos y flamencos con los que burgués quería “enriquecer” los jardines de la finca. Pero Martícodol­ar quiso más, y encargó al veterinari­o y naturalist­a Francesc d’asís Darder i Llimona (que después sería el primer director del zoo), que viajara al extranjero para adquirir nuevas especies. Llegaron los ñandú, las llamas de Perú, las gacelas de África, una jirafa y el Avi, el primer animal carismátic­o del zoo que cuando arribó a la ciudad procedente de la India (1882) tenía tan solo nueve años y lo llamaban Baby.

“Llegó un momento que ya no le fue tan bien y que tuvo que vender los animales, centrándos­e en la actividad agropecuar­ia de la finca”, añade la miembro del Grup d’estudi El Pou que recomienda la lectura del libro de Ramon Alberdi y Rafael Casanovas Martí-codolar. Una obra social de la burguesía para conocer más de la figura de empresario y banquero cuya memoria gráfica se puede consultar en el Archivo de Horta. Hace poco más de un año, el Ayuntamien­to acordó una cesión por dos décadas con los Salesianos (los actuales propietari­os) de 700 imágenes, entre placas de vidrios y positivos, hechas por Joaquim Maria Pascual i Martí-codolar, Kimm, fotógrafo aficionado de la familia, y entre las que también hay una famosa imagen de la visita que Sant Joan Bosco hizo a Barcelona.

“El archivo municipal preserva el patrimonio documental de la ciudad donde se recoge la vida oficial, pero también la cotidiana, la historia de la ciudad, sus barrios, las personas que viven. Nuestro reto es abrirlos y acercarlos de la ciudadanía a través de la digitaliza­ción y de las nuevas tecnología”, manifiesta la concejal de Comercio, Mercados, Régimen Interno y Hacienda, Montserrat Ballarín.

El comerciant­e y banquero llegó a reunir 163 ejemplares, entre los que estuvo el elefante el Avi

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AYUNTAMIEN­T0 DE BARCELONA
 ?? AYUNTAMIEN­TO DE BARCELONA ?? El amo. Lluís Martí-codolar delante del elefante el Avi, que llegó a su finca en el año 1882, con tan solo 9 años y que se llamaba Baby.
Por todo el mundo. Gracias a su relación con el veterinari­o y naturalist­a Darder comenzaron a llegar especies como las ñandús o las gacelas.
AYUNTAMIEN­TO DE BARCELONA El amo. Lluís Martí-codolar delante del elefante el Avi, que llegó a su finca en el año 1882, con tan solo 9 años y que se llamaba Baby. Por todo el mundo. Gracias a su relación con el veterinari­o y naturalist­a Darder comenzaron a llegar especies como las ñandús o las gacelas.

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