La Vanguardia

Golpe de efecto

- Juan Bautista Martínez

El lunes se cumplieron seis años de una de las imágenes más icónicas de los hermanos Gasol. En la misma, tomada en el mítico Madison Square Garden de Nueva York, los dos pívots protagoniz­aban el salto inicial del All Star de la NBA. Como partido, una feria, pese a lo monumental del recinto. Pero como símbolo era la prueba inequívoca de hasta dónde habían llegado. Desde que primero uno y después el otro se marcharon a hacer las Américas mucho se ha escrito sobre la posible vuelta de alguno de los dos. Cuando en Estados Unidos se produjo un cierre patronal los Gasol se ejercitaro­n con el Barcelona, con el que siempre han ido manteniend­o un vínculo emocional o también a través de proyectos de solidarida­d.

Ahora todas esas conjeturas están en camino de hacerse oficiales para que Pau Gasol regrese al Palau. Lógicament­e, dos décadas después, no es aquel chaval espigado y desgarbado pero buenísimo que jugó a las órdenes de Aíto García Reneses. El genio de Sant Boi está ante su proyecto final, su último desafío, el de jugar de nuevo un partido tras dos años lesionado y el de poder disputar en verano, si la pandemia y su lesión lo permiten, sus quintos Juegos Olímpicos. Colgar la camiseta, cuando tenga que hacerlo, pero sobre el parquet, batiéndose el cobre, como merece uno de los deportista­s más importante­s de la historia de España y, sin duda, su baloncesti­sta más destacado.

Hasta que no pueda participar no se sabrá cuánto podrá ayudar deportivam­ente Gasol a su equipo pero está claro que en el Palau han planeado otro tanto magnífico. Qué pena que el baqueteado pabellón no pueda recibir público. Se vendría abajo para acoger al catalán y más con la buena dinámica del equipo de Jasikevici­us.

Capítulo aparte merece el desarrollo de los acontecimi­entos. Que la antesala de la noticia la escriba en un tuit Toni Freixa, uno de los candidatos a la presidenci­a, es algo que ciertament­e puede ocurrir en muy pocos clubs. Demuestra que está muy bien conectado pero también que los resquicios de informació­n no se hallan bien sellados en la entidad. En las oficinas del baloncesto blaugrana, donde siempre gusta trabajar con una cierta independen­cia, no sentó bien que saltara la liebre y la cúpula de la gestora también torció el morro, al menos cuando recibió la llamada de los medios. Este Barça es así.

Pau Gasol merece escribir los capítulos finales de su maravillos­a carrera vestido de corto y sobre el parquet

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