Courtois salva al Madrid y Casemiro remata al Valladolid

El Real Madrid, más famélico que nunca de efectivos con las nueve bajas que tenía Zidane, sacó adelante con muchos apuros su partido de Zorrilla gracias a una victoria consumada en el segundo tiempo merced a otro cabezazo de Casemiro después de un ejercicio de pico y pala, una victoria que le sitúa a tres puntos del Atlético aunque con un partido más.

El Madrid lleva mucho tiempo instalado en el ganar como sea. Es difícil recordar un partido completo de los de Zidane en este 2021. El equipo pelea y se esfuerza pero dentro de una mediocridad que le impide elaborar buen juego. Vive en el alambre, casi siempre de detalles y sus partidos suelen ser una moneda al aire.

Zidane disponía de su centro del campo ideal, con Modric, Kroos y Casemiro, pero el Valladolid se atrincheró en su área y el Madrid no supo encontrar la rendija para hacerle daño. Y eso que la puesta en escena del Valladolid fue bastante mejor. Los de Sergio González remataron hasta tres veces a Courtois con peligro en los primeros minutos, en los que el portero belga sostuvo a los suyos, sobre todo con una gran parada desde el suelo a remate de Janko.

Tras ese susto inicial el Madrid dominó casi a placer la primera parte sin apenas desborde por las bandas, con Vinícius muy desacertado. Mariano suplía a Benzema y no conseguía salirse del fuera de juego. Marcó dos goles, los dos bien anulados por posición ilegal. La única ocasión clara de gol de los visitantes fue un cabezazo de Casemiro que se marchó fuera con todo a su favor para marcar.

La segunda parte comenzó con un despeje de Mendy al corazón del área y un remate a bocajarro de Orellana al cuerpo de Courtois, otra vez salvador del Madrid. A los 65 el Madrid desequilibró el partido por la vía por la que suele hacerlo cuando está más atascado, un centro de Kroos y un cabezazo de Casemiro, que a la tercera acertaba. Entraron Isco y dos jugadores del Castilla, Arribas y Hugo Duro, y Casemiro pasó a jugar de tercer central.

El Madrid aguantó sin sufrir demasiado porque al Valladolid ya le no quedaba casi nada para cambiar su suerte.