Vivaldi y cristales rotos
Vespres d’arnadí
Solista: Lina Tur Órgano y dirección: Dani Espada Lugar y fecha: Cicle Simfònics al Palau. Palau de la Música (20/II/21)
Día triste, “noche de cristales rotos”, algunos de fácil sustitución, pero no aquel trabajo en vidrieras de artesanos que construyeron la gran Catalunya, la de la inmigración, la de las duras condiciones de vida que, a la llamada de burgueses ricos, nos dejaron todo aquello que hoy da carácter al menos a Barcelona. Y a la vez la de la anarquía, de brotes de violencia irracional. No hay historia sin luces y sombras, pero la de estos días es claramente oscura: se valora más el saqueo que el trabajo, y así comenzaron los nazis.
Algún día un rapero cantará en el Palau de la Música, como otros muchos cantos de reivindicación, de crítica al dolor y la injusticia. Pero qué distancia en ideales y humanidad desde Raimon y Víctor Jara hasta el apologista del terror Hasél. Qué distancia entre reivindicación política y esos que lapidan y esconden la mano… o la mano escondida de algunos políticos: dejaron que se quebrara el auditorio de Granados, ¿seguirán en componendas mientras peligra el gran patrimonio?
Dirán, ¿a qué viene esto? Pues que cuando salimos del Palau no hablamos del maravilloso concierto que nos había convocado, sino de esta agresión a la razón, no a tenerla, sino sólo a usarla. Fue un concierto dedicado a músicas de Vivaldi, con un pequeño Concierto para órgano y violín y Las Cuatro Estaciones, con un excelente grupo nuestro, que va creciendo en cuanto se expresa en buen escenario y libertad, y con una solista, Lina Tur, que deja huella en sus versiones del barroco, puesta de manifiesto en varios trabajos discográficos de referencia (Sonatas de Biber, de Corelli...) y en esta vital y elegante sesión vivaldiana del Palau. Sutil elegancia, sonido de juego de cristales, con elocuente trabajo de dinámicas y ornamentación…
Qué instinto musical el de Vespres d’arnadí, qué trabajo de arcos, coherencia de conjunto, con el problema de la afinación en las cuerdas de tripa al inicio, aunque su musicalidad y la fuerza expresiva de Lina Tur con buen trabajo de la concertino del conjunto y otros solistas (segundo violín, tiorba y violoncelo) superaron con creces los detalles..