Nuevas sanciones contra Rusia
La UE pone en la lista negra altos cargos, pero quiere mantener el diálogo
La tensión de la Unión Europea con Rusia sigue escalando. Esta vez tocó golpear a los europeos. Después del repertorio de provocaciones del Kremlin de los últimas semanas y del fracasado viaje de Josep Borrell a Moscú, parecía inevitable que se aplicaran nuevas sanciones contra Rusia. Y, efectivamente, las medidas punitivas llegaron, pero con mesura. Con ganas de replicar, pero evitando cerrar todas las puertas. Europa sigue manteniendo que, a pesar de todo, con este vecino hay que hablar.
Estas medidas punitivas por el caso Navalni se llevarán a cabo utilizando por primera vez el régimen de sanciones por violación de los derechos humanos de que la Unión Europea se dotó en diciembre. Si las anteriores medidas contra Rusia por el envenenamiento del opositor ruso se adoptaron en base a la utilización de armas químicas prohibidas, en esta ocasión es la denominada ley Magnistky europea la que se empleará.
Ayer se adoptó la decisión política y, en los próximos días, los representantes de los Estados miembros deberán acordar qué nombres se incluyen en esta lista negra, que se sabe que será muy reducida. A los afectados se les prohibirá entrar y se les bloquearán las cuentas que tengan en la Unión Europea.
En la lista aparecerán altos cargos rusos, pero ningún oligarca. A pesar de las peticiones de los próximos a Navalni, que consideran que golpear a los oligarcas tendría un impacto más significativo, la UE lo ha descartado. Una de las razones principales es la dificultad de probar su conexión con el caso Navalni. Las sanciones que aplica la UE necesitan una base legal muy sólida, ya que pueden ser recurridas ante el tribunal de justicia de la UE. Y no sería la primera vez que se anulan por falta de evidencias.
“Rusia está en curso de confrontación con la Unión Europea –dijo Borrell–. En el caso del señor Navalni, es un rechazo tajante al respeto sus compromisos, incluyendo su rechazo a respetar las decisiones del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos”. Es la justificación de las medidas tomadas.
Al mismo tiempo, Borrell considera que la reacción rusa ha ayudado a reforzar la unidad entre los Estados miembros. “Tal vez sin lo que pasó en Moscú no habría habido unanimidad para las sanciones”, manifestó el alto representante.
En cualquier caso, la limitación de las sanciones, que tienen más simbolismo que contundencia, muestra los equilibrios internos de la Unión Europea, que quiere reaccionar pero dejando abiertos espacios de posible cooperación.
“Entramos en periodo de turbulencias en la relación con este vecino inevitable. La UE no puede permanecer impasible y tiene que reaccionar ante las violaciones de los derechos humanos”, dijo la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya. La ministra insistió en mantener la unidad de los Veintisiete ante los intentos de Moscú de crear divisiones, pero también añadió que, a pesar de la tensión creciente, hay que buscar espacios en los que la UE y Rusia puedan dialogar, como el cambio climático o el acuerdo nuclear con Irán. España forma parte de los países, con Alemania y Francia al frente, que más apoyan seguir manteniendo algún diálogo. “Tener un desacuerdo grande con un vecino como Rusia no significa que uno tenga que dinamitar todos los puentes”, dijo la ministra.
Para adoptar estas medidas punitivas, la Unión Europea usará por primera vez el nuevo régimen de sanciones por violación de los derechos humanos que se aprobó en diciembre. Es la conocida como ley Magnitsky, porque se inspira en esta norma norteamericana, que permite sancionar estas violaciones en cualquier lugar del mundo, sin limitaciones geográficas.
Fue un día de contrastes en Bruselas. En la misma reunión en que los ministros sancionaron a Rusia, celebraron que Estados Unidos esté de vuelta, en expresión de Joe Biden. Los europeos mantuvieron una videoconferencia con el secretario de estado norteamericano , Antony Blinken, quién, por cierto, dio la bienvenida a la decisión de imponer sanciones a Rusia.
Por otro lado, la UE aprobó nuevas sanciones contra Venezuela, añadiendo 19 personas a su lista negra después de las elecciones del 6 de diciembre, que Europa considera que se llevaron a cabo sin las mínimas garantías democráticas. En total, la lista incluye a 55 personas, entre las cuales están la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el número dos de Maduro, Diosdado Cabello. Las nuevas medidas afectan a dos diputados de la Asamblea Nacional y a varios magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo.
ARANCHA GONZÁLEZ LAYA “Tener un desacuerdo grande no significa que haya que romper todos los puentes”
JOSEP BORRELL
“Tal vez, sin lo que pasó en Moscú, no habría habido unanimidad para las sanciones”