ERC mantiene abiertas todas sus opciones de pacto
Jxcat busca una estrategia de legislatura más allá del Govern
Los comunes tienen un primer encuentro con los republicanos y mañana vuelven a reunirse con el PSC
El acuerdo para formar Govern no será tan rápido como quería Pere Aragonès. La segunda semana después de las elecciones del 14-F empieza como acabó la primera, con las fuerzas independentistas tanteando el terreno de los pactos, pero manteniéndose de momento cada una en las respectivas posiciones de partida. La voluntad, en todo caso, es que si la entente finalmente cuaja, sea amplia y tenga un recorrido largo, para toda la legislatura, a fin de evitar los continuos errores cometidos en el último mandato.
Aunque la rapidez por ahora no le acompañe, ERC está situada, eso sí, en el centro del terreno de juego postelectoral y recibe presiones de todos los costados por aquello de ser el eje de más de una de las mayorías aritméticas posibles. Por un lado, Jxcat le reclama un compromiso de legislatura nítidamente independentista, en el que por pura lógica los comunes no tendrían cabida. Por otro, En Comú Podem intenta atraerla hacia un bloque de izquierdas con el PSC y convencerle de que la alianza con el partido de Carles Puigdemont es de derechas. Y ERC, mientras, no desiste de tenerlos a unos y a otros de compañeros de viaje, incluida la CUP, aunque cada vez parece más imposible.
Es, sin ir más lejos, lo que certificó la primera reunión que tuvo ayer el equipo negociador de ERC con el de En Comú Podem. Las insistentes llamadas a levantar los vetos cruzados y las líneas rojas de poco sirvieron ante la demanda de los comunes de que apueste por un Govern efectivamente a cuatro bandas, pero en este supuesto con el PSC y la CUP y sin Jxcat. Los siguientes contactos del partido de Oriol Junqueras serán también esta semana con Jxcat y la CUP. En el caso de los anticapitalistas, no cabría esperar novedades, porque van a su ritmo y hasta el sábado no abren el debate interno en busca de una decisión. En el de los posconvergentes, en cambio, podría dibujarse algún acercamiento, porque en el fondo los dos actuales socios del Govern persiguen el mismo objetivo.
ERC y Jxcat aspiran a pasar página de un mandato nefasto y están por un acuerdo que vaya más allá de la formación del Govern y la composición de la Mesa del Parlament y que incluya una hoja de ruta que permita avanzar hacia la autodeterminación y la amnistía. Lo que les separa es cómo conseguir que esta nueva hoja de ruta no quede en papel mojado. Jxcat da una importancia capital a que el independentismo haya superado por vez primera en las urnas el 50% de los votos y tenga una mayoría de diputados –74– más holgada que nunca y considera que esta realidad no puede quedar escondida. La prioridad de ERC, por el contrario, es la mesa de diálogo con el Gobierno español, que entiende que es la opción que ha salido reforzada del 14-F.
Les separan también cuestiones como la idea de Jxcat de trasladar los acuerdos al Congreso y a todas las instituciones posibles –los posconvergentes hablan incluso del “exilio”–, que ERC no acaba ver. Pero les separa sobre todo la desconfianza larvada a consciencia en los últimos tres años y el temor de que los problemas se repitan, a pesar del interés de unos y otros en que la estabilidad sea norma de los siguientes cuatro. Un interés que defienden por separado y que en los próximos días intentarán dilucidar si pueden hacerlo de forma conjunta.
Y frente a todo ello el PSC mantendrá mañana una segunda cita con En Comú Podem y ahora se postula para presidir no solo el Govern, sino también el Parlament.