La Vanguardia

El Reino Unido se queda solo en la estrategia de aplazar la segunda dosis

La propuesta de vacunar a más personas retrasando inyeccione­s flaquea por falta de aval científico La eficacia de los inmunógeno­s de Pfizer y Moderna se reduce 28 días después del primer pinchazo La vacuna de Astrazenec­a es más activa si se espera 12 se

- JOSEP CORBELLA JAUME MASDEU

¿Es convenient­e retrasar la segunda dosis de las vacunas contra el coronaviru­s para poder inmunizar cuanto antes a más personas con una primera dosis?

Esta es la estrategia que adoptó el mes pasado el Reino Unido en un momento en que la epidemia iba a más coincidien­do con la expansión de la variante británica del virus y en que no había dosis suficiente­s para vacunar a todos los ciudadanos.

Ni la Unión Europea ni Estados Unidos han secundado por ahora esta estrategia dado que los ensayos clínicos solo avalan la eficacia de las vacunas de Pfizer-biontech y de Moderna cuando las dosis se administra­n con tres y cuatro semanas de diferencia, respectiva­mente. No hay datos para saber durante cuánto tiempo se mantiene esta eficacia y se teme que la inmunizaci­ón incompleta de un gran número de ciudadanos favorezca la aparición de nuevas variantes del virus.

Nuevos datos publicados ayer por Public Health Scotland, la agencia de salud pública escocesa, indican que la primera dosis de las vacunas de Pfizer-biontech y de Moderna ofrecen una elevada protección, pero que decae rápidament­e. Según los datos de Escocia, aún preliminar­es y basados en un pequeño número de casos, la eficacia a la hora de prevenir hospitaliz­aciones por covid es del 85% en la quinta semana después de recibir la primera dosis. Sin embargo, se reduce al 68% en la sexta semana y al 64% en la séptima.

La situación es diferente para la vacuna de Astrazenec­a, que está basada en una tecnología distinta y en la que se ha comprobado que la eficacia aumenta si la segunda dosis se administra doce semanas después de la primera, en lugar de las cuatro previstas inicialmen­te. Concretame­nte, la eficacia llega al 82% con doce semanas de diferencia, mientras que se estima en el 70% si se recibe la segunda dosis a las cuatro semanas, según los resultados de ensayos clínicos publicados el 19 de febrero en la revista médica The Lancet.

Para las vacunas de Pfizerbion­tech y de Moderna, basadas en la tecnología del ARN mensajero, la recomendac­ión del Reino Unido se basa en tres “conjeturas erróneas”, denuncian médicos del hospital Royal Derby de Nottingham (el Reino Unido) en otro artículo publicado el pasado viernes en The Lancet. En primer lugar, en estimar que la primera dosis ofrece una eficacia del 89% a partir de veinte casos de un ensayo clínico, cuando la experienci­a de Israel indica que se sitúa entre el 66% y el 85%. Después, en asumir que esta eficacia del 89% se mantendrá estable durante doce semanas. Finalmente, en considerar que la respuesta inmunitari­a a las vacunas de ARN mensajero será equivalent­e a las de adenovirus, como la de Astrazenec­a.

Ante la falta de datos concluyent­es, no hay unanimidad en la comunidad científica sobre la convenienc­ia de aplazar la segunda dosis de la vacuna. Algunos especialis­tas argumentan que el número total de contagios se reduciría si un número mayor de personas recibiera la primera dosis, aunque tuvieran una inmunidad incompleta hasta recibir la segunda. Otros, advierten que la inmunidad incompleta crea las condi

ciones ideales para que el virus evolucione y aparezcan nuevas variantes potencialm­ente más peligrosas.

Por ahora, el Centro para la Prevención y Control de Enfermedad­es de EE.UU. (CDC) mantiene que lo ideal es administra­r la segunda dosis de Pfizer-biontech 21 días después de la primera y la segunda de Moderna, 28 días después. Pero, “si no es factible, la segunda dosis puede administra­rse hasta 6 semanas después de la primera”, señala el CDC.

También la Agencia Europea de Medicament­os (EMA) mantiene que las vacunas de ARN mensajero deben administra­rse siguiendo las pautas que han demostrado eficacia y seguridad en los ensayos clínicos. Todos los países de la Unión Europea han seguido por ahora esta recomendac­ión.

La prudencia de la Unión Europea contrasta con la audacia del Reino Unido. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha apoyado una vacunación masiva de primeras dosis, alargando el periodo previsto para la segunda inyección más allá de lo fijado por los fabricante­s. Ya son 17 millones los británicos que han recibido una dosis desde que empezó la campaña de vacunación en el país el 8 de diciembre. Johnson ha anunciado que a finales del mes de julio todos los adultos habrán recibido una vacuna.

No es la línea que mantiene la Unión Europea. “Seguimos los criterios científico­s de la Agencia Europea de Medicament­os, que pide prudencia y usar la vacuna de acuerdo con la informació­n del producto”, dicen portavoces de la Comisión Europea.

El Reino Unido vacuna más rápido, en gran parte porque opta por multiplica­r las primeras dosis y retrasar las segundas, y también porque dispuso antes de las vacunas. En este terreno, Europa arrancó más tarde. La EMA, a pesar de haber acelerado de forma sustancial los procedimie­ntos, necesita entre tres y cuatro semanas para dar su dictamen una vez recibe la petición de autorizaci­ón. El regulador británico, con un proceso distinto, puede dar una autorizaci­ón de emergencia en 24 horas.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha defendido el procedimie­nto usado por la EMA porque garantiza la fiabilidad y la eficacia del producto finalmente aprobado. Sin embargo, también es consciente de que hay que acortar los procesos y uno de sus objetivos es reducir el tiempo para las nuevas autorizaci­ones de la EMA. Esto se dirige en especial a cuando haya que autorizar variacione­s de las vacunas actuales para afrontar con más eficacia las mutaciones de la covid.

Los científico­s temen que una inmunizaci­ón incompleta favorezca la aparición de nuevas variantes del virus

 ?? ENRIC FONTCUBERT­A / EFE ?? Una enfermera inocula la primera dosis de la vacuna a una mujer mayor de 80 años, ayer en su domicilio en el barrio del Raval
ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Una enfermera inocula la primera dosis de la vacuna a una mujer mayor de 80 años, ayer en su domicilio en el barrio del Raval

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