La Vanguardia

Felipe VI reivindica el papel de Juan Carlos I en defensa de la Constituci­ón

La presidenta del Congreso proclama que España es una democracia consolidad­a

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

Una cosa es el comportami­ento del rey emérito que le ha llevado a regulariza­r su situación con Hacienda, a marcharse de España e instalarse en Dubái, y otra, no reconocer a Juan Carlos I el transcende­ntal papel que jugó en la noche del 23-F, hace cuarenta años, para frenar el golpe de Estado, y lo que ello supuso para la consolidac­ión de la democracia.

Ayer por la mañana se especulaba en el Congreso sobre cómo se referiría Felipe VI a su padre, en un acto marcado por su ausencia, que pesó como una losa sobre la conmemorac­ión del golpe fallido. Pero la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, le allanó el camino, y nada más iniciar su discurso, previo al del Rey, revindicó, no a don Juan Carlos, sino su papel en aquella fecha.

“Conmemoram­os la decidida reacción de nuestras institucio­nes públicas que, encabezada­s por su majestad el rey don Juan Carlos, asumieron la defensa de la democracia ante la amenaza del golpe y usaron eficazment­e sus capacidade­s constituci­onales para derrotar a los golpistas”, dijo Batet al inicio de un acto que calificó de “compromiso con la democracia”.

Ya estaba hecho, el Congreso colocaba al anterior jefe del Estado y el papel que desempeñó en la historia de España en el lugar que muchos creen que le correspond­e. A continuaci­ón Felipe VI reivindicó el papel de su padre, al señalar que “la firmeza y autoridad del rey Juan Carlos fueron determinan­tes para la defensa y el triunfo de la democracia”. El Rey subrayó que “ante aquella inaceptabl­e fractura del legítimo y legal orden democrátic­o, el rey Juan Carlos I asumió como jefe del Estado su responsabi­lidad y su compromiso con la Constituci­ón”, que se tradujo en un mensaje “que ya forma parte de nuestra memoria colectiva”. “Su firmeza y autoridad fueron determinan­tes para la defensa y el triunfo de la democracia”.

Felipe VI aprovechó también para reiterar su compromiso con la Carta Magna de 1978 y hacer un alegato en defensa de la democracia española, en un momento en el que ha sido puesta en cuestión por el vicepresid­ente Pablo Iglesias y los partidos independen­tistas.

Una democracia de la que el Rey subrayó que “sabemos lo difícil que fue alcanzarla y que siempre hay riesgos que la pueden amenazar”. De ahí que llamara a protegerla, apuntó, “porque hemos aprendido que la democracia es un bien delicado que precisa del mayor cuidado y de un respeto y dedicación permanente por parte de todos; porque somos consciente­s de que su erosión pone en cuestión, y por tanto en peligro, los derechos y las libertades de los ciudadanos”.

Unas reflexione­s similares a las de la presidenta del Congreso, que proclamó la consolidac­ión del sistema democrátic­o en España, pero advirtió de los peligros a los que se enfrenta: “La deslegitim­ación y la instrument­alización de las propias institucio­nes democrátic­as para desnatural­izarlas y convertir la democracia en una fachada despojada de sus contenidos fundamenta­les: el pluralismo, las libertades, la igualdad de las personas y la cohesión social de una comunidad formada por ciudadanos y ciudadanas libres”. Y junto a los peligros, las preocupaci­ones: la polarizaci­ón política, el populismo “de las respuestas fáciles o de las presuntas verdades incontesta­bles”; o el miedo a enfrentars­e a la complejida­d.

Era justo el discurso que no querían escuchar los partidos independen­tistas, que no acudieron al acto e hicieron público un comunicado, “Por la ruptura democrátic­a”, en el que apuestan por romper “con el régimen del 78”, que supone “un candado” para catalanes, vascos y gallegos. Otra cosa es el PNV, que no acudió al acto, pero no por la presencia del Rey, según indicó Aitor Esteban, sino por no entender lo que se conmemorab­a.

Los independen­tistas y el PNV no acuden al acto en el Congreso presidido por el Rey

Iglesias asiste como vicepresid­ente, pero no aplaude ni al Rey ni a Batet

Y entre las dos posturas, Unidas Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, sí estuvo en el Salón de Pasos Perdidos, pero de forma ostensible no aplaudió ni el discurso del Rey ni el de Batet. La presencia del vicepresid­ente segundo era ineludible en un acto sobrio y reducido, entre otras cosas por la pandemia: los presidente­s de las altas institucio­nes del Estado, el presidente del Gobierno y sus vicepresid­entes, el líder de la oposición, los portavoces de los grupos parlamenta­rios del Congreso, y los dos ponentes de la Constituci­ón que aún viven, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. La ausencia del vicepresid­ente segundo habría supuesto un nuevo problema para el Gobierno de coalición,

DISCURSO

Batet advierte contra la polarizaci­ón o el populismo, que van contra la democracia

EN LA CALLE

Felipe VI fue recibido con vivas al Rey y a España en la puerta del Congreso

que no goza de la mejor salud.

Esa era la batalla política dentro del Congreso. Fuera, Felipe VI era recibido por los ciudadanos que se habían congregado en la Carrera de San Jerónimo con gritos de “Viva el Rey” y “Viva España”. Fue un acto sencillo de apenas media hora.

La conmemorac­ión del fracaso del golpe concluyó con un almuerzo en el Congreso, al que asistieron el Rey; los presidente­s de las institucio­nes del Estado (Congreso, Senado, Gobierno, Tribunal Constituci­onal y Consejo General del Poder Judicial); la vicepresid­enta primera, en su papel de ministra encargada de las Relaciones con las Cortes; el líder de la oposición, y los dos ponentes constituci­onales. Todos, antes del almuerzo, visitaron el hemiciclo y recordaron los sucesos de hace 40 años, y se hicieron una foto de familia, en la que también se echó de menos a Juan Carlos I.

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POOL / EP El Rey habla con las principale­s autoridade­s del Estado y los dos ponentes vivos de la Constituci­ón en el Congreso

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