La Vanguardia

El siniestro del maestro del golf encoge el corazón a los estadounid­enses

- FRANCESC PEIRÓN

Otra vez Tiger Woods se convirtió en la noticia del día. Las television­es por cable de Estados Unidos se olvidaron de la política y se centraron en la leyenda del golf.

De nuevo el péndulo, que, en el caso de Woods, se mueve entre los logros deportivos del gran maestro y la página de sucesos del hombre con debilidade­s.

Esta vez tocó sucesos. Tiger Woods hizo que se encogiera el corazón de los estadounid­enses al ver las imágenes de cómo quedó su coche tras un nuevo accidente. Ocurrió sobre la siete de la mañana en el condado california­no de Los Angeles. Iba solo. Liberarlo de la chatarra precisó de las denominada­s mandíbulas de la vida. Se hablaba de múltiples lesiones en las piernas, de intervenci­ón quirúrgica de urgencia.

El lado oscuro de Woods empezó a desvelarse en el 2009 y eso marcó su declive por casi toda una década. Aquel año se habló de un absurdo accidente, justo frente a su casa de Windermere, en Florida. Impactó contra un árbol y una boca de riego.

En realidad, esa extraña circunstan­cia llevó a todo tipo de rumores y a una certeza. Su esposa, Elin, se separó y pidió el divorció. Ese siniestro propició el descubrimi­ento de una vida oculta. En Estados Unidos, tan dados a hacer leña del árbol caído, le dijeron de todo menos bonito. Los tabloides se cebaron con él, sacando fotos de cualquiera que aseguraba haber sido su amante.

Ahí cayó la noche sobre Woods. Al margen de la ruptura familiar y del descrédito, el considerad­o

EL PÉNDULO

La vida del genial deportista se mueve entre los éxitos deportivos y los problemas al volante

mejor jugador de la historia, con permiso de Jack Nickalus (18 títulos grandes), entró en un calvario de operacione­s. Su espalda ha sido su tortura.

En mayo del 2017, el ex número uno volvió a ser noticia no deportiva. La policía de Palm Beach le arrestó. A bote pronto se le hundió aún más; se explicó que conducía bajo los efectos del alcohol.

El tiempo hizo que las cosas se vieran de otra manera. En realidad, a Woods lo halló la policía aparcado en una carretera y durmiendo. Su versión pareció creíble. Había tomado calmantes para su dolor de espalda y tuvieron un efecto de somnolenci­a. Así que optó por parar y descansar.

Todo se olvidó cuando en el 2019 ganó su quinto Masters, su grande número quince. Esto le llevó a la redención general y a la Casa Blanca para recibir la medalla presidenci­al de la libertad.

Woods se recuperaba ahora de otra operación en la espalda.

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