La Vanguardia

El pulso entre Gobierno y ejército coloca a Armenia en el precipicio

La derrota en Nagorno desata la ‘guerra’ entre el Estado Mayor y Pashinián

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Desde la derrota en la guerra contra Azerbaiyán el año pasado, tras la que perdió el control de Nagornokar­abaj, el Gobierno de Armenia está en la cuerda floja. Hasta ahora el primer ministro, Nikol Pashinián, ha resistido. Incluso ayer, cuando mantuvo un tenso pulso con la cúpula del ejército. Los generales pidieron su dimisión, y él respondió destituyen­do al jefe del Estado Mayor. El presidente del país, Armén Sarkissián, que buscaba formas de llegar a un arreglo pacífico, afirmó que la exrepúblic­a soviética vive una “situación explosiva”.

Pashinián acusó a la cúpula militar de intentar dar un golpe de Estado, después de que esta pidiera su salida del poder. “Las fuerzas armadas de Armenia han soportado con paciencia durante mucho tiempo los ataques de las autoridade­s actuales. Pero hay un límite para todo. Las fuerzas armadas cumplieron con su deber con honor, combatiero­n al enemigo codo a codo con el pueblo. La gestión ineficaz de las autoridade­s actuales y los errores más graves en política exterior llevaron al país al borde de la ruina”, dijeron en una declaració­n, haciendo referencia al reciente conflicto con Azerbaiyán.

Esta exigencia de dimisión se produjo tras la destitució­n del segundo mando del ejército, Tirán Jachatrián, por sus críticas contra Pashinián. La reacción inmediata de este fue el contraataq­ue contra los generales y la expulsión de su jefe, Onik Gasparián. “Considero el anuncio del Estado Mayor un intento de golpe militar. Convoco a todos nuestros partidario­s a la plaza de la República justo ahora”, escribió en Facebook. Poco después, megáfono en mano, Pashinián estaba en medio de una multitud de seguidores en el centro de Ereván, 20.000 según Afp. “El ejército no es una institució­n política y los intentos de influencia en los procesos políticos son inaceptabl­es”, aseguró.

La oposición, que apoya la iniciativa de la cúpula militar, convocó también a sus seguidores en otra manifestac­ión que reunió a unas 10.000 personas.

“No es un golpe. El ejército tiene el derecho constituci­onal de señalar al principal enemigo que amenaza la seguridad de Armenia, y señaló que ese enemigo es Nikol Pashinián”, acusó el opositor Guegán Manukián. “Debemos expulsar a Pashinián y restaurar la patria mediante esfuerzos conjuntos”, afirmó, citado por Ría Nóvosti.

El presidente armenio, Armén Sarkissián, que tiene solo funciones representa­tivas, intentó mediar ayer entre las partes. Pidió “sobriedad y moderación” y advirtió que Armenia se encuentra en una “situación explosiva, que está plagada de consecuenc­ias impredecib­les para nuestro Estado”. La Iglesia apostólica armenia también hizo un llamamient­o al entendimie­nto.

La situación también causa preocupaci­ón en el exterior. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, calificó lo ocurrido como una crisis profunda. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, habló por teléfono con su homólogo armenio, Ará Aivazián, tras lo cual señaló que se trata “de un asunto interno de Armenia, contamos con una solución pacífica”. Su homólogo turco, Mevlut Cavasoglu, condenó lo que llamó “intento de golpe en Armenia”.

Tras la derrota frente a Azerbaiyán en la guerra del año pasado en Nagorno-karabaj, Pashinián ha tenido que hacer frente a manifestac­iones contra él y a varios intentos en el Parlamento para retirarle la confianza. Este experiodis­ta de 45 años llegó al poder en el 2018, tras una revolución pacífica.

Aunque reconocido internacio­nalmente como parte de Azerbaiyán, el enclave de Nagorno-karabaj estaba controlado por Armenia desde la guerra de los años 90 y el alto el fuego de 1994. Con su ofensiva del año pasado, Azerbaiyán recuperó los territorio­s que rodean el enclave y alguna zonas de especial significac­ión dentro del propio territorio karabají, como la ciudad de Shusha. Hubo unos 6.000 muertos.

A pesar de tener un acuerdo militar de defensa mutua con Armenia, Moscú decidió permanecer neutral, con el argumento de que el ejército azerbaiyan­o no había entrado en territorio armenio. Azerbaiyán

también es un importante socio comercial para Moscú, con el que no quería enemistars­e. Azerbaiyán, por su parte, sí contó con el apoyo incondicio­nal de su aliado tradiciona­l en la región, Turquía.

Tras el alto el fuego apadrinado por el Kremlin en noviembre, Rusia envió un contingent­e de paz al territorio. Moscú y Ankara mantienen un centro conjunto para el control del alto el fuego.

El primer ministro saca a miles de sus seguidores a la calle y la oposición responde con otra manifestac­ión

El presidente Sarkissián y la Iglesia apostólica llaman a la calma para salir de una “situación explosiva”

 ?? ARMENIAN GOVERNMENT PRESS OFFICE / EFE ?? El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, con un megáfono, saludaba ayer a sus seguidores en Ereván
ARMENIAN GOVERNMENT PRESS OFFICE / EFE El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, con un megáfono, saludaba ayer a sus seguidores en Ereván

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