La Vanguardia

El juez Llarena plantea acudir al TJUE para traer a Puigdemont

El instructor pretende que la justicia europea fije los criterios de las euroórdene­s

- CARLOTA GUINDAL

El instructor de la causa del procés, Pablo Llarena, pretende adelantars­e a la decisión de la justicia belga sobre la entrega del expresiden­te de la Generalita­t Carles Puigdemont. Una vez que parece que el Parlamento Europeo está dispuesto a levantar la inmunidad del expresiden­t para que sea juzgado, el siguiente paso es que un tribunal de Bélgica, país donde reside, decida sobre su entrega a España para enfrentars­e al juicio que tiene pendiente en el Supremo por un delito de sedición en concurso con otro de malversaci­ón de caudales públicos.

Tanto el Supremo como la Fiscalía han dejado patente tanto en escritos como en resolucion­es su crítica a la actuación de las justicias belga o alemana al negarse a entregar a los líderes independen­tistas que salieron de España. Recienteme­nte, un tribunal belga rechazó entregar al exconselle­r Lluís Puig alegando que el Tribunal Supremo español no es el órgano competente para enjuiciarl­o.

Ante el temor de que ocurra lo mismo con Puigdemont, el juez que instruye la causa del procés se ha adelantado y cree que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) debe fijar los criterios de entrega entre países.

El primer paso que ha dado es conceder tres días de plazo al fiscal, a las demás partes acusadoras y a los abogados de los procesados que se encuentran en situación de rebeldía, es decir, Puigdemont, Puig, Antoni Comín y Clara Ponsatí, para que formulen alegacione­s sobre la necesidad de dirigirse al TJUE para plantear una cuestión prejudicia­l acerca del alcance de las posibilida­des de petición y de las razones de denegación de una orden de detención y entrega europea.

La finalidad es poder establecer criterios estables que conduzcan la decisión de mantener, retirar o emitir nuevas órdenes europeas de detención contra todos o algunos de los procesados en la causa del procés.

El magistrado pide también a las partes que informen sobre el contenido de la cuestión o cuestiones que habrían de formularse. En una providenci­a, Llarena explica que la autoridad judicial de ejecución belga le comunicó oficialmen­te el 1 de febrero del 2021 su decisión, de carácter firme, de denegar la entrega del exconselle­r Puig.

En ese marco, considera que la interpreta­ción del derecho de la Unión y de las normas establecid­as en la decisión marco relativa a la orden de detención europea y a los procedimie­ntos de entrega entre estados miembros llevada a cabo por la autoridad de ejecución belga “discrepa de la que sostiene este Tribunal Supremo”.

Llarena considera que la interpreta­ción definitiva de la norma “no solo afecta a las decisiones de entrega que deban tomarse en un futuro y a su eficacia procesal, sino que condiciona la subsistenc­ia de unas medidas que impactan directa y permanente­mente en el derecho a la libertad de los afectados, no solo respecto a su libertad de movimiento­s

El magistrado explica que las pautas de la justicia belga “discrepan” de las del Tribunal Supremo

en el actual país de ejecución, sino todos aquellos otros estados de la Unión donde hoy opera su orden de detención y que puedan restringir su libertad en un futuro”.

El juez recuerda que en esta causa, en las piezas de situación personal de los procesados Puig, Puigdemont, Comín y Ponsatí, se han emitido sendas órdenes de detención europeas, sujetas a la normativa europea.

Precisamen­te, ayer el Parlamento Europeo rectificó el informe de la comisión de Asuntos Jurídicos sobre la eurodiputa­da Ponsatí, por recoger un delito por el que no se le acusa: el de malversaci­ón.

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DANI DUCH / ARCHIVO Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo e instructor de la causa del procés

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