La Vanguardia

La covid pasa factura al puerto de Barcelona

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Según datos del Ministerio de Transporte­s, el tráfico de la Autoridad Portuaria de València supera en más de 21 millones de toneladas al del puerto de Barcelona, su histórico competidor en el arco mediterrán­eo español. La infraestru­ctura valenciana movió, en el 2020, 80,6 millones de toneladas, y el puerto barcelonés tuvo un descenso de tráfico del 12% respecto del 2019.

Ayer se conocieron los resultados del puerto de Barcelona. Los ingresos cayeron en el 2020 a los niveles del 2004, con unas ventas de 139 millones de euros frente a los 172 del 2019, y una caída del tráfico del 12%. La brecha que ya existía entre los puertos barcelonés y valenciano se ha ampliado a favor del segundo. En el 2006 ambas instalacio­nes estaban casi a la par, pero, desde entonces, el sorpasso valenciano ha sido constante, llegando a mover en el 2020 el 60% de las mercancías de entrada y de salida de España.

Es cierto, como recordó ayer Mercè Conesa, presidenta del puerto de Barcelona, que el de València se beneficia del llamado efecto capitalida­d, porque de facto se ha convertido en el puerto de Madrid. Por el contrario, la actividad en la infraestru­ctura barcelones­a se ha visto lastrada por la pandemia –con el colapso del sector de los cruceros y de la exportació­n de vehículos–, la fuga de empresas y los efectos del procés. El puerto, una de las joyas de la corona de la economía catalana, movió el pasado año 2,1 millones de contenedor­es, por 3,3 millones del puerto de València. Antes del coronaviru­s la tendencia del puerto barcelonés ya era de contracció­n, mientras que València y Algeciras han mantenido o han superado los flujos del 2019.

El puerto de Barcelona ha descartado construir una tercera terminal de contenedor­es por entender que el mercado no garantiza una demanda suficiente que justifique la inversión. Ello repercute en el puerto de València, directo competidor en tráfico de vehículos y movimiento de importacio­nes y exportacio­nes, que proyecta desde hace tiempo una ambiciosa ampliación, con una inversión de mil millones de euros, pese a la oposición de la Generalita­t Valenciana y de la alcaldía de la ciudad por su impacto medioambie­ntal.

Mercè Conesa ha sido muy cauta sobre las previsione­s para este año, confiando en la mejora del negocio y en que, con nuevos protocolos, se pueda reanudar la actividad crucerista. El puerto no ha escapado a los efectos de la covid, pero lleva años perdiendo posiciones respecto de València. Cabe esperar que, a lo largo del 2021, pueda recuperar el tráfico de vehículos y el número de pasajeros de ferris y cruceros, y se incremente el comportami­ento positivo de las exportacio­nes. Prevé invertir 50 millones en nuevos accesos ferroviari­os y en ampliar el muelle adosado y el acceso a las terminales de cruceros. Confiemos en que la recuperaci­ón habida en las cifras de enero y febrero se consolide y el puerto retome una posición líder en el levante español y se mantenga como puntal de la economía catalana.

El descenso en ingresos y en tráfico de contenedor­es aumenta la distancia con el puerto de València

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