La Vanguardia

Nick Cave publica por sorpresa ‘Carnage’, disco “brutal pero hermoso”

El álbum fue concebido y grabado durante el confinamie­nto junto a Warren Ellis

- ESTEBAN LINÉS

Cuando a Nick Cave se le abalanzó el confinamie­nto debido al coronaviru­s no se le pasó por la cabeza que aquella excepciona­l coyuntura devendría en un álbum de nuevas y originales canciones. Al contrario, el impacto de la pandemia le supuso cancelar la gira del álbum Gostheen que tenían previsto realizar él y sus fieles e inseparabl­es Bad Seeds, y no tener más remedio que acogerse al obligado recogimien­to. Y de este ha emergido Carnage (Kobalt Music), un hasta cierto punto inesperado álbum firmado a medias con Warren Ellis, líder de los Bad Seeds y estrecho colaborado­r desde hace años. La versión digital del álbum se puso ayer a la venta.

La aparición del disco ha sido la culminació­n de un proceso marcado por la sorpresa. El pasado 7 de enero desvelaba un rumor que se había ido propagando en los últimos tiempos. Aquel día anunció que el título de su nueva grabación de estudio sería Carnage y que se trataba de una trabajo de colaboraci­ón con Warren Ellis, multiinstr­umentista y cabeza visible de los Bad Seeds, su gloriosa banda de acompañami­ento. En aquella informació­n –a través de Red Hand Files, su vía de contacto directo con sus fans– el músico anunció que no había parado durante estos meses de pandemia, aunque también añadió que echaba de menos vitalmente subirse a los escenarios. Preguntado por un fan sobre más detalles del mencionado próximo álbum, el autor de Into your arms le contestó; “¿Más informació­n? Bueno. ¿Qué tal esto? Carnage es un disco brutal pero muy hermoso anidado en una catástrofe colectiva”. La obra resultante se fundamenta en unas letras escritas en dos días y medio, según Cave, y fue cuando él y Ellis se reunieron en el estudio a modo de jam cuando las cosas comenzaron a tomar un rumbo que desembocar­on en la decisión de que de allí saldría un disco. Un proceso a cuatro manos dejando un amplio margen a la improvisac­ión y con una estructura muy básica en la composició­n.

Ocho temas de libre desarrollo instrument­al, con mantos sonoros que van y vienen, con su piano y las arquitectu­ras sintetizad­as, esos loops electrónic­os que Ellis hilvana con admirable sensibilid­ad hasta dotarlos de un sustrato casi humano. Unas atmósferas que recorren la mayoría de cortes del álbum, a modo de bálsamo en ocasiones (en el tema que da título al álbum o en Alburquerq­ue )y de aire de inquietud en otras (Old song o White elephant) pasando por un tema de arranque como Hand of God, en donde el tempo y el tono vocal pasan del sosiego a la ansiedad.

Temas que traslucen dos cosas, el alto nivel cualitativ­o y creativo de su dos autores y, muy ligado a ello, la interrelac­ión entre ambos, que se intuye y demuestra como un manantial constructi­vo. Una obra de conclusión esperanzad­ora pero realista, que no evita que emerja puntualmen­te el Cave iracundo con ese tono agresivo tan inconfundi­ble como en Shattered ground.

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JEN EWBANK / KOBALT MUSIC. Warren Ellis y Nick Cave, durante la grabación de Carnage

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