Manifestarse en tiempos de covid
Elbert Hubbard fue un escritor, artista y filósofo estadounidense que dijo una de esas frases que deberían figurar en letras de oro en todas las democracias, incluso en aquellas que Pablo Iglesias considera que no son plenas: “La responsabilidad es el precio de la libertad”. Gran sentencia, sin duda, que apela a saber usar la libertad con rectitud, que nos recuerda que utilizada sin criterio puede generar tragedias y que resulta toda una invitación al compromiso. Hubbard tuvo tiempo de pronunciarla antes de subirse al Lusitania, un barco que competía en dimensión y esplendor con el Titanic, y que acabó igualmente en el fondo del océano Atlántico. El Lusitania se hundió, a pesar de ser un barco de pasajeros, tres años después que el Titanic y no por un iceberg, sino por un torpedo alemán, frente a la costa de Irlanda, en los inicios de la I Guerra Mundial. Eran tiempos en que la libertad estaba en juego y los irresponsables campaban por Europa.
La covid nos ha hecho prisioneros en nuestras casas, nos ha amenazado las vidas y nos ha recortado las libertades.
“La responsabilidad es el precio de la libertad”, dijo Hubbard antes de hundirse en el ‘Lusitania’
No es que suframos cansancio pandémico, es que no podemos más. Es que saldremos, los que superemos esta dura prueba, más pobres y menos sanos. Al menos, mentalmente. Las autoridades sanitarias nos tienen limitado nuestro margen de actuación y los más jóvenes están especialmente hartos por no poder disfrutar de los mejores años de sus vidas.
En este contexto, se anuncian una serie de manifestaciones convocadas por partidos y entidades que son una irresponsabilidad a las puertas de la cuarta ola de la pandemia y cuando la tercera aún causa estragos. Mañana domingo, la ANC convoca una para reclamar un gobierno independentista y presionar a ERC. El día 8, colectivos feministas animan a participar en las manifestaciones de Barcelona, Madrid, Sevilla o València. Podemos ha dicho que desoirá las palabras de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que tiene toda la autoridad moral para desaconsejarlas: ella ha reconocido que se contagió de covid hace un año en la concentración madrileña del 8-M.
Tenemos unos políticos que no nos merecemos. Nos prohíben ira a tomar un café con dos amigos en un centro comercial, pero podemos reunirnos con cinco mil en la plaza Catalunya. Nadie va a desautorizar esta manifestación por quién la convoca. Como si la covid distinguiera. Como si en aras del independentismo todo fuera posible. Es como si la frase de Hubbard también descansara en el fondo del mar.