La Vanguardia

“¡Atención, furgoneta ardiendo!”: así fue el ataque a la Urbana

La emisora de la Guardia Urbana radió con angustia los momentos del ataque al vehículo policial en la Rambla

- MAYKA NAVARRO

El guardia urbano que conducía la furgoneta incendiada el sábado por la noche acudió ayer puntual a su puesto de trabajo. El ataque se vivió con tensión en la sala de mando de la policía y la rápida resolución evitó males mayores. La joven italiana detenida por la agresión pasará a disposició­n judicial acusada de tentativa de homicidio.

El guardia urbano de Barcelona conductor de la furgoneta que el sábado por la noche sufrió un ataque incendiari­o acudió puntual ayer a su puesto de trabajo en las dependenci­as de la UREP (unidad de refuerzo para las emergencia­s y la proximidad) de la Zona Franca. Ni se planteó no ir. Al briefing del turno de tarde, la reunión con los responsabl­es que comparten las instruccio­nes del servicio, acudió el intendente mayor Ricardo Salas, que cedió la palabra al agente para que pudiera compartir sus sensacione­s y desahogars­e con el resto de sus compañeros. “Estoy bien, muchas gracias”, resumió en pocas palabras. Hoy estarán en el briefing para mostrar su apoyo el jefe de la Guardia Urbana, Pedro Velázquez, y el responsabl­e de seguridad del Ayuntamien­to de Barcelona, Albert Batlle.

“El guardia está bien. El incendio se sofocó en menos de un minuto y pudo abandonar el vehículo por la puerta del copiloto. Pero todos aquellos segundos se hicieron eternos para él y para los que estábamos fuera sin ver lo que pasaba y escuchando solo los gritos de la emisora”, explica un intendente. A las 20.09 horas entró en el canal de la emisora de la Guardia Urbana la comunicaci­ón del subinspect­or, segundo mando de la UREP, que se encontraba el sábado por la noche con un grupo a las puertas de la comisaría de la Rambla. “Atención, atención, furgoneta ardiendo. Furgoneta ardiendo. ¡Colaboraci­ón! ¡Urgente colaboraci­ón! ¡Está ardiendo!”.

En la sala de mando de la calle Lleida, Velázquez y Batlle tragaron saliva. No tenían imágenes en directo de lo que estaba sucediendo. Llevaban varios minutos escuchando cómo les estaban arrojando de todo a la línea policial que protegía la comisaría. Otro indicativo entró en el canal de comunicaci­ón informando de un corte de tráfico relacionad­o con la protesta. Velázquez pidió paso en la emisora y ordenó absoluto silencio para que todos los canales de comunicaci­ón quedaran abiertos exclusivam­ente para resolver el incidente de la Rambla.

El guardia urbano pasó miedo. Se lo confesó a sus compañeros y más tarde a Velázquez y a Batlle, que se presentaro­n de urgencia en la comisaría de la Rambla. El policía vio como una joven intentaba abrir la puerta del conductor. Fue consciente de las primeras llamas del cóctel molotov que cayó en los bajos del vehículo y del incendio que provocó el chorro de líquido inflamable que otra chica lanzó contra su puerta. Encajado en el uniforme de antidistur­bios, con proteccion­es en las cuatro extremidad­es y el casco puesto, el guardia urbano tardó unos segundos en lograr pasar del asiento del conductor al del copiloto y salir por esa puerta, donde ya le esperaban para cubrirle con sus escudos los compañeros. Resultó ileso, pero mucho se rompió anoche con el intento de quemarlo vivo.

Solo un representa­nte del Gobierno catalán, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, se expresó nuevamente ayer sin complejos ni condiciona­ntes políticos, advirtiend­o de que la escalada de violencia va a más y que al guardia urbano de la furgoneta habían intentado quemarlo vivo. El resto del Gobierno mantuvo la actitud de pasar públicamen­te de puntillas por los incidentes llegando a la paradoja de que el propio presidente en funciones de la Generalita­t, Pere Aragonès,

El guardia urbano que estaba dentro del vehículo atacado regresó ayer a trabajar y habló en el ‘briefing’

La joven italiana que presuntame­nte tiró el líquido inflamable tiene diligencia­s por tentativa de homicidio

condenó los disturbios y los ataques a los “servidores públicos” incapaz de escribir el término “policía”.

La pasada noche fue la primera en prácticame­nte dos semanas que no había convocada ninguna manifestac­ión en Catalunya. Habrá que ver las reacciones que se derivan cuando pasen a disposició­n los trece detenidos del sábado, entre ellos ocho –tres mujeres y cinco hombres– a los que se imputan los disturbios más violentos, y a dos en concreto el atentado a la furgoneta.

Los Mossos detuvieron a una joven italiana a la que acusan de ser la responsabl­e de rociar con líquido inflamable, aguarrás, el vehículo de la Guardia Urbana. Anoche, los policías de la comisaría general de Informació­n seguían trabajando en el atestado y aún no le habían tomado declaració­n. La joven pasará a disposició­n judicial acusada entre otros delitos de tentativa de homicidio, que se castiga con penas de entre cinco y diez años. Habrá que esperar si el resto de las partes que se personen en la causa entienden que hubo alevosía y tipifican la acción como una tentativa de asesinato que se castiga con penas de entre 10 y 15 años.

El otro detenido es el joven que presuntame­nte lanzó el cóctel molotov que cayó en los bajos de la furgoneta. En ese mismo grupo de arrestados hay una joven francesa que los investigad­ores tratan de confirmar si es la que intentó abrir la puerta del vehículo.

Hasta ahora solo uno de los 136 detenidos en las últimas dos semanas por los distintos disturbios y actos de violencia ha ingresado y permanece en prisión, un escocés que se movía en patinete. El probable ingreso en prisión preventiva de los nuevos detenidos podría marcar un punto de inflexión también entre los manifestan­tes.

 ?? EMILIO MORENATTI / AP ?? Un joven lanza un artefacto incendiari­o contra los vehículos policiales estacionad­os en la Rambla, el sábado
EMILIO MORENATTI / AP Un joven lanza un artefacto incendiari­o contra los vehículos policiales estacionad­os en la Rambla, el sábado
 ?? ÀLEX GARCIA ?? El guardia urbano dentro del interior de la furgoneta, el sábado
ÀLEX GARCIA El guardia urbano dentro del interior de la furgoneta, el sábado

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