Barcelona lanza un plan de ciencia con enfoque feminista
Nueve investigadoras abordan soluciones para salvar obstáculos en la carrera
Tenemos que transmitir a las niñas que tienen el derecho a buscar el bosón de Higgs, a investigar sin que tengan que ser temas de utilidad cotidiana, que tienen el derecho a llegar”. Nueve científicas referentes en sus áreas académicas y profesionales se reunieron el 11 de febrero, día de la Mujer y la Ciencia, con la alcaldesa Ada Colau para trasladar sus análisis y propuestas para que la igualdad llegue a la ciencia. Una reunión que fue el punto de partida de la elaboración de un plan para potenciar Barcelona como ciudad de la ciencia, desde las ciencias exactas hasta las sociales.
La realidad, y esto es de sobras conocido, es que el trabajo de las mujeres científicas tiene normalmente escasa visibilidad social. Y en las carreras investigadoras el porcentaje de mujeres va desapareciendo a medida que se avanza en los puestos más altos. Fueron estas nueve científicas las que explicaron a la alcaldesa sus trayectorias personales, sus vivencias para allanar el camino del futuro y como base para lanzar este nuevo proyecto de ciencia ciudadana donde se impulse el talento con una perspectiva de género. Si no es así, el proyecto “ni tendrá impacto, ni será accesible, ni equitativo”.
La maternidad, el parón que supone para las mujeres y el vacío que deja en los currículos fue uno de los hilos conductores al denunciar los principales obstáculos en las carreras investigadoras. Un análisis que se conecta con el retrato general de una sociedad que necesita un cambio cultural profundo que ponga fin a los sesgos y, como señalaba una reconocida investigadora, al hartazgo de tener que vivir con el modelo que imponen los varones.
Ellos se citan más entre ellos, a ellos les publican más –una cuestión básica a la hora de avanzar en las carreras–, y persisten las redes de contactos dominadas por los hombres, explicaron las presentes. El sesgo masculino sigue prevaleciendo en los procesos de selección. En los trabajos de equipo, ellos aparecen como autores principales. Un diagnóstico resumido por varias investigadoras en la metáfora de la leaky pipeline ,la imagen de una tubería agujereada por donde se va escapando, o se va expulsando, el talento femenino debido a la falta de políticas para la igualdad real.
En la mesa redonda que convo
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có la alcaldesa se sentaron Maite Vilalta, profesora de Hacienda Pública; Núria Montserrat, bioingeniera; Margarita León, profesora de Ciencia Política; Mara Dierssen, neurobióloga; Isabelle Anguelovski, urbanista; Caterina Biscari, directora del sincrotrón Alba; Cristina Pujades, catedrática de Ciencias Experimentales; Núria Terribas, directora de la catedra de bioética de la Fundació Grifols, y Mónica Bello, directora de arte del CERN. El punto de partida de un proyecto que el Ayuntamiento quiere iniciar con un estudio del estado de la ciencia y las mujeres en la ciudad. El objetivo es conocer “cuáles son los sectores, profesiones, accesos o carreras académicas que necesitan con más urgencia una política feminista en el ámbito de la investigación”.
Las investigadoras que acudieron al encuentro en el Ayuntamiento sí han roto el techo de cristal en sus respectivas carreras, pero no sin dificultades. Entre las primeras propuestas, subrayaron la utilidad de lanzar y reforzar las iniciativas de mentoring entre mujeres científicas no solo para transmitir conocimiento sino también para ayudar a preparar los planes de carrera, saber dónde pueden surgir los problemas y cómo afrontarlos. Para crear una red de apoyos.
Asimismo, se planteó la necesidad de elaborar una buena base de datos de las investigadoras para facilitar el acceso y la promoción de la carrera profesional cuando se crean puestos de investigador. Una base de datos a la que recurrir de forma ágil y sencilla.
Por la experiencia de las participantes, se propuso incorporar prácticas de otros países como la inclusión de la diversidad a la hora de acceder a un puesto de trabajo. Es decir, el requisito de que quien opte a un puesto de liderazgo científico haya gestionado previamente equipos con diversidad de género. También se hizo referencia a las ayudas que reciben las investigadoras en algunos países, donde se les garantiza la guardería si tienen hijos y se las descarga de actividad docente si quieren investigar.
El análisis no se puso solo en las carreras STEM. Incluir a las mujeres en la ciencia no se trata de ir publicando separatas al final de los libros de texto con nombres de mujeres, señalaron, sino de que estén presentes de forma transversal en todas las publicaciones. Desde las matemáticas hasta la filosofía o la literatura.
Por ello, se puso el foco en la enseñanza, al entender que se está haciendo un esfuerzo de visualizar a las mujeres referentes en primaria, pero después desaparece en secundaria y en bachillerato. Y se recomendó que en el trabajo de investigación de bachillerato se anime a las chicas a elegir temas científicos.
“He tenido que escuchar de todo”, explicaba una de las científicas al relatar como en uno de sus embarazos se le quiso plantear la rescisión del contrato. Pero lo que subrayaron es que esta es una cuestión estructural que atañe a toda la sociedad y requiere una complicidad con los hombres. “Cuando en los años noventa estaba trabajando en Suecia expliqué que mi padre y mi madre trabajaban fuera de casa, pero que mi padre no lo hacía en casa. Mis compañeros suecos me preguntaron sorprendidos si era inválido”. No se podrá cambiar si no cambian los hombres, señalaron.
En esta línea también se planteó al Ayuntamiento la necesidad de dar visibilidad a las mujeres en los premios científicos, en los jurados, en los debates. Junto a Colau, el teniente de alcalde Joan Subirats y la delegada de Ciència i Universitats, Júlia Miralles, recogieron las aportaciones para lanzar este plan de ciencia ciudadana. Una reunión en la que muchas de las investigadoras empezaron su intervención señalando que “han tenido la suerte” de llegar donde han querido, para autocorregirse expresamente después. Ellos nunca dirían que “han tenido la suerte”, sino que se lo han trabajado. Como ellas, a destajo.