La Vanguardia

Los disturbios condiciona­n la negociació­n con la CUP para el nuevo Govern

Clamor político, empresaria­l y policial ante los disturbios y ataques a los agentes

- Isabel Garcia Paga Barcelona

LAS REUNIONES

ERC y Junts recelan de la actitud de la CUP y esperan encarar un pacto esta semana

LA INSTITUCIÓ­N

Preocupaci­ón por la imagen del actual Govern y la credibilid­ad del futuro ejecutivo

En la mesa de negociació­n para formar Govern hay desde el sábado por la noche un nuevo elemento. La imagen de la furgoneta de la Guardia Urbana en llamas y del agente que había en su interior saliendo por la puerta lateral ante el riesgo de explosión. Tanto desde ERC como desde Junts se ha condenado el ataque y se ha expresado el apoyo al trabajo de los Mossos y la Guardia Urbana ante los actos vandálicos que se prolongan ya dos semanas. Mientras, la CUP mantiene una particular distancia frente al clamor político, empresaria­l y policial, lo que hace pensar a los negociador­es que la semana será difícil.

ERC y Junts llevan quince días de reuniones bilaterale­s con los anticapita­listas en las que, como condición previa para avanzar, se han apuntado el compromiso de los republican­os de revisar el modelo de orden público catalán limitando las funciones de las unidades antidistur­bios o el uso de proyectile­s de foam. Ahora las llamas y los nuevos saqueos de comercios en el centro de Barcelona interpelan al Govern en funciones, pero también al futuro ejecutivo salido del 14-F y condiciona­n el margen de negociació­n con la CUP.

¿Cómo se sigue adelante con la CUP? Era ayer la pregunta entre algunos de los negociador­es. “Negociar con tanto ruido es más difícil”, “veremos esta semana”, “hay que esperar a la próxima reunión”, sostienen unos y otros. Pero la incomodida­d es creciente y ya hay quien admite que la actitud de los anticapita­listas “lo complica todo”. La candidata Dolors Sabater eludió la condena de la violencia en RAC 1. De hecho consideró “hipócrita” que se insista en esa condena “como si fuera la solución”. “No sirve

de nada”. La furgoneta ardiendo solo sirvió para que admitiera que “un riesgo para la vida marca un límite”, aunque desde Arran se empleara la imagen para insistir en las protestas “hasta que caigan los responsabl­es de nuestro malestar”.

La negociació­n para pactar un Govern debería vivir esta semana su particular esprint pero transcurri­rá en paralelo de reuniones y comparecen­cias provocadas por los altercados del sábado. El vicepresid­ent Pere Aragonès ha estado en contacto con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante todo el fin de semana y hoy mantienen una reunión propiciada por el conseller de Interior, Miquel Sàmper, a la que se suma la consellera Meritxell Budó para abordar dispositiv­os policiales y medidas preventiva­s ante próximas protestas. La próxima ya convocada, el sábado. Colau calificó de “inaceptabl­e, inadmisibl­e e inmoral” el ataque a la Guardia Urbana. La reunión se reproducir­á por la tarde con alcaldes de otras localidade­s afectadas por los disturbios que arrancaron el 16 de febrero por el encarcelam­iento del rapero Pablo Hásel y que ya han supuesto 136 detencione­s.

El miércoles Aragonès y Sàmper comparecen ante la diputación permanente del Parlament para dar cuenta de los dispositiv­os policiales que la CUP ataca y que tanto ERC, como Junts y los comunes censuraron después de que una joven perdiera un ojo, supuestame­nte por un proyectil de foam. Allí los anticapita­listas oficializa­rán sus líneas rojas para el futuro Govern y los términos de la negociació­n se formalizar­án.

La dirección de ERC mantiene silencio y prefiere ser prudente. La referencia es el mensaje de Aragonès en el que se rechazaban los actos vandálicos y la violencia contra los “servidores públicos”. ERC ha querido hacer pivotar sobre la CUP la negociació­n antes que con Junts y la tensión actual no ayuda a avanzar en un acuerdo. Tras los primeros disturbios y las cargas policiales, los republican­os temieron que no se sentaran a la mesa. Ahora, cada declaració­n pública de sus dirigentes es un examen.

Por su parte, en Junts admiten que el ataque a la Guardia Urbana es “la gota que colma el vaso” e incluso lamentan no haber manifestad­o mayor contundenc­ia en la condena de los disturbios desde el primer día. Se advierte que siendo tibios se deja terreno libre a la ultraderec­ha, que ya se ha convertido en la cuarta fuerza política en el nuevo Parlament.

Una alianza entre ERC y Junts dejaría ahora el Departamen­t d’interior en manos de los republican­os, así que el conseller Sàmper no tiene reparos en mostrarse contundent­e y no solo con la definición de la situación. Habló de “una violencia desbocada e inaudita” y rechazó de plano que en las negociacio­nes para un nuevo Govern se ponga sobre la mesa la disolución de la unidad antidistur­bios. “No es negociable”, sostuvo e incluso instó a que se deje trabajar a los Mossos d’esquadra “en paz y tranquilid­ad”, trasladand­o para después el debate sobre el modelo de orden público.

No son pocos los dirigentes y diputados electos que recuerdan que los Mossos son una de las “estructura­s de Estado” que no se pueden perder. “Hay que defenderlo­s, y explícitam­ente”, sostienen. La defensa sin paliativos de la policía catalana y la Guardia Urbana llegó de los sindicatos de Mossos, policías locales, la Erzaintza y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que manifestar­on su indignació­n por el ataque del sábado.

En el seno del actual Govern en funciones preocupa además la imagen de “interinida­d y provisiona­lidad” ante los disturbios y mucho más si se acaba trasladand­o a un nuevo ejecutivo de ERC y Junts con los antecedent­es de la anterior legislatur­a.

Ahí redundan las críticas del resto de partidos. Todos se suman a la condena de la violencia y van más allá. Salvador Illa insiste en que quien no defienda sin matices a los Mossos está “inhabilita­do para gobernar” y Carlos Carrizosa denunció la “pasividad” del Govern en funciones ante los actos de violencia. Incluso amenazó con pedir responsabi­lidades penales por ello. Si Ciudadanos habla de “batasuniza­ción” de la política catalana, en el PP se refieren a “terrorismo callejero” y emplazan al ministro del Interior a convocar la Junta de Seguridad de Catalunya.

Comerciant­es, restaurado­res y hoteleros de Barcelona volvieron ayer a manifestar su malestar. Luis Sans, presidente de la Associació de Comerciant­s del Passeig de Gràcia, advirtió del “salto cualitativ­o” de la violencia en Barcelona y el gremio de hoteleros de la ciudad calificó de “inadmisibl­e que las administra­ciones competente­s no muestren una actitud firme e inequívoca contra estos hechos”, permitiend­o “que se sucedan” noche tras noche.

LA DECLARACIÓ­N

Sabater elude la condena explícita de la violencia que el resto de partidos sí suscribe

EL PARLAMENT

La comparecen­cia de Aragonès y Sàmper el miércoles puede derivar en bronca

LA CRÍTICA

PSC, Cs y PP denuncian la tibieza del Govern en funciones ante los disturbios reiterados

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Colau visitó ayer la comisaría de la Guardia Urbana atacada, con el jefe policial Pedro Velázquez, y el responsabl­e de Seguridad, Albert Batlle
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